Murió Mario Gareña: el que se llamó cumbia
El cantante y compositor barranquillero era el autor de 'Yo me llamo cumbia'.
Quienes alguna vez lo vieron acompañado de orquesta coincidirán en que Mario Gareña había nacido para estar sobre los escenarios. Dueño de una temperamental voz de tenor, histriónico hasta el paroxismo y poseedor de una inspiración privilegiada que lo llevó a componer cientos de canciones en ritmo de cumbia, balada y bolero, el barranquillero estaba llamado a ocupar un importante escaño dentro de la vida musical colombiana desde la década del 50 hasta 1990, año en el que emprendió una imposible campaña por la presidencia de la República en el colofón de su popularidad.
Pese a la mella que hizo en su prestigio artístico aquella campaña quijotesca, ya el barranquillero nos había dejado un regalo único, una pieza absoluta del repertorio nacional que lo haría merecedor de la inmortalidad. “Van a pasar muchos años antes de que se vuelva a componer una cumbia más bella que Yo me llamo cumbia. Mario Gareña fue su autor y además su mejor intérprete. Es un tema cumbre de la música popular colombiana”, asegura el investigador musical Jaime Rico Salazar en su Diccionario de la canción popular en Colombia. La sola creación de ese clásico, inmortalizado en su voz y poco después en la de la Negra Grande, Leonor González Mina, constituye ya un escaño en la eternidad para Gareña.
Yo me llamo cumbia nació como una sugerencia de su colega Francisco Zumaqué, buscando que el compositor exaltara nuestro ritmo caribeño. La pieza fue grabada en 1969 por su autor, en una época en la que el artista hacía parte del catálogo de la disquera Philips, uego llegó su versión definitiva, registrada por la Negra Grande de Colombia, Leonor González Mina. El propio Zumaqué grabaría la que fuera su primera versión instrumental, tres años después, con el piano de Ángel Macías. Su letra, un dechado de poesía que dibuja al ritmo de la cumbia encarnada en una mujer altiva y bailadora, no tardó mucho en llegar a todos los territorios, convirtiéndose inmediatamente en parte del repertorio de artistas internacionales como la mexicana Linda Vera, el venezolano Tulio Enrique León, y de prácticamente toda la pléyade de músicos colombianos, incluidos Jaime Llano González, la Cumbia Soledeña, la Sonora Dinamita, La Integración, Los Diplomáticos, Chico Cervantes, Totó la Momposina y Puerto Candelaria, entre muchísimos otros. . Hoy, nadie dudaría en situar Yo me llamo cumbia dentro del listado de esas canciones históricas consideradas ‘segundos himnos’ de Colombia, entre las que están Colombia, tierra querida, de Lucho Bermúdez, Soy colombiano, de Rafael Godoy, y La piragua, de José Barros. Junto con ellas, la creación de Gareña despierta el patriotismo más sincero, siempre sonada en bailes y acompañante de las más profundas nostalgias de los connacionales en el exilio.
Pero Mario Gareña trasegó además por la música andina colombiana con temas como Yo soy el señor bambuco, en los terrenos llaneros con el joropo Cimarrón y por el bolero con Más ganas de ti. La orquesta venezolana Billo’s Caracas Boys popularizó su tema Raza, un alegato en torno al estereotipo afro que, en voz de Cheo García, logró hacer parte de todos los bailes en Venezuela y Colombia. Raza es dueña de una letra puntillosa, que ya en 1978 denunciaba comportamientos cotidianos de tinte racista: “Y solo quiere humillarme, / y me ve como enemigo, / y tan solo soy su amigo / cuando quiere diversión... / Pa’que toque la trompeta, / pa’que le cante bonito, / porque sabe que el palito / del sabor lo tengo yo”.
Del estrellato a la 'estrellada'
Nacido en Barranquilla en septiembre de 1932, Jesús Arturo García Peña apenas si había cumplido la mayoría de edad cuando se fue a encabezar a Cali la orquesta de Sebastián Solari, director de orquesta francés digno de leyenda, compositor de pasillos y trompetista solvente pese a haber perdido algunas falanges en la Segunda Guerra Mundial. Corría 1951 y Gareña ya era la atracción de lugares como el Club Colombia y el San Fernando. Diez años después se estrenó en el disco con Sonolux, en Medellín, grabando a dúo con su colega paisa Frank Cortés una versión en español de un tema italiano en boga por aquel entonces, Tintarella di luna, rebautizado como Pintadita de luna, con el muy jazzístico acompañamiento de un quinteto dirigido por el pianista Juancho Vargas. Fue su puerta de entrada a la Orquesta Sonolux, regentada por el propio Vargas y donde departió con cantantes como Lita Nelson, Gladys Viera, Noel Petro y Antonio González. 1961 fue también el año del debut cinematográfico de Mario Gareña, en papeles secundarios donde simplemente hacía lo que mejor sabía, que era cantar. Ese primer filme fue Mares de pasión, película colombo-cubana del director español Manuel de la Pedrosa en la que se le ve, juvenil y exultante, interpretando varios temas, incluyendo uno de sus grandes éxitos tropicales: Qué linda. Doce años después volvería a pasar por el celuloide en Cumbia, de Zacarías Gómez Urquiza, compartiendo créditos con Óscar Golden, Fausto y Los Tres Hernández. La época bogotana de Gareña supuso su éxito absoluto como crooner en diferentes escenarios. El hotel Tequendama, el Grill Candilejas y muchos más contaban con sus servicios, y el público respondía con euforia a sus carismáticas apariciones, ataviado con camisas abiertas de solapa ancha y bota campana, mucho más cercano a la estética de un Elvis Presley que a la de un cantante tropical En 1966 fue elegido como el cantante más popular de Colombia, en concurso encabezado por Caracol Radio, y en 1970 representó a Colombia en el Festival Latinoamericano de la Canción de Nueva York y se llevó el primer lugar con la hermosa balada Te dejo la ciudad sin mí, prueba adicional de la ductilidad de Gareña para trasladarse por géneros con absoluta comodidad. Ese mismo año la agrupación chilena Los Ángeles Negros, con la voz de Germaín de la Fuente, llevó el tema a su mayor popularidad.
Fueron años en los que Gareña luchó contra el alcoholismo tras un divorcio difícil y la necesidad de sacar avante a sus ocho hijos varones. Hubo una época en la que siempre llevaba consigo una botella de aguardiente debidamente protegida de las miradas ajenas entre periódicos, compartida con compañeros de bohemia con los que se solían encontrar en restaurantes y estaderos del centro de Bogotá. Es conocida la anécdota de uno de sus eventuales “regresos” a Alcohólicos Anónimos, no para quedarse sino para invitar a beber al resto de la concurrencia. Ocurrente y bromista, Gareña también era directo y deslenguado, y no tenía problema en increpar al público cuando sentía que no se estaba respetando su actuación, o en interactuar y bromear con esos mismos espectadores llegado el caso. En la década del 80, la presencia de Gareña en shows musicales televisivos era obligada, y en 1986 participó brevemente en la exitosa serie Oro, de la programadora Colombiana de Televisión, bajo la dirección de Carlos Duplat. En dicha producción, que narraba la aparición ficticia del tesoro de El Dorado en la laguna de Guatavita y las nefastas consecuencias de la avaricia entre los pobladores, Gareña volvió a representarse a sí mismo como compositor de una cumbia, también llamada Oro, que le hablaba al metal precioso como si se tratara de una amante escurridiza: “Cuando en mis manos te he tenido / como un rayo de luz me alumbras, / como un rayo de luz te has ido, / como un rayo de luz te esfumas... / ¡Porque así eres tú!” fue el canto que acompañó a aquella teleserie, rica en índices de audiencia y en tesoros de utilería de papel dorado. Entre esos raros escarceos que unieron composición con pantalla chica, Gareña creó una cumbia llamada Concéntrese, inspirada en el famoso concurso televisivo de Julio E. Sánchez Vanegas, incluida en un disco promocional de su programadora, Producciones JES, por la orquesta de Ramón Ropaín, con la voz del cubano Tomás ‘Chiqui’ Tamayo. Parte de su simpática letra dice: “Concéntrese entre ceja y ceja / para que haga la pareja / y en vez de quedarse en cero / ganará mucho dinero...”. Cuando los gustos populares empezaron a cambiar y acaso sintiendo que podía hacer mucho más por el país desde otro lugar, Gareña decidió conformar una colectividad política llamada Movimiento Amor por Colombia para lanzarse a la presidencia, seguramente sabiendo de antemano que no tenía ninguna posibilidad y recalando en un grupúsculo de candidatos que generaban más curiosidad que confianza, como la mentalista Regina 11. Lo acompañó como fórmula vicepresidencial la percusionista chocoana Amparito, y desde la vitrina televisiva que le correspondió por derecho como candidato poco se llegó a hablar de un programa presidencial más allá de anunciar una ley para la protección de los chigüiros, los secretos para lograr en casa un original sancocho costeño y una que otra intervención de Amparito en la batería. Era como haber pasado del estrellato a la ‘estrellada’: una campaña errática y basada en el único argumento de haber conocido toda Colombia y sus platos típicos lo llevaron a ocupar el escaño 11 entre 12 candidatos, con escasos 2.400 votos. La decepción lo llevó a refugiarse en Estados Unidos, a donde ya había partido toda su prole. Con algunos de sus hijos conformó en Miami la agrupación Gareñas Clan, de fugaz existencia. Tras su conversión religiosa poco más quiso saber de los escenarios, aunque seguía componiendo canciones que hoy seguramente se encuentran, inéditas, en algún portafolio de su casa en Salt Lake City, Utah, donde lo sorprendió la muerte tras una caída, a los 88 años.
El 1 de junio de 2013 salimos al aire con una proyección futurista, pero los años fueron bondadosos y hoy al cumplir nuestro undécimo aniversario podemos decir que nos creen.
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Se habla de que el Rey Blanco del Brasil incluiría a Colombia en su próxima gira por latinoamérica.
La canción fue grabada en el año 1969, dedicada a una gran estrella de la música española.
Texto escrito por José Tomás Cortés Díaz
Por José Tomás Cortés Díaz.
El conocido intérprete de la balada romántica de los 70’s y 80’s, venía padeciendo de un cáncer y su deceso se produjo en la Clínica La Américas de Medellín. Paz en su tumba.
El tema musical fue grabado y publicado en el año1972, hace parte del recopilatorio exitoso de la “Voz de Oro” de España.