COVID 19: un inesperado y peligroso obstáculo


Para nuestra atleta multi medallista Olímpica Caterine Ibargüen fue de gran alivio el Covid, puesto que estaba pasando por una situación de lesión

El  deporte de alto rendimiento para Colombia el año 2020 tenía un significado muy especial: era  el cierre de un  ciclo olímpico (2017 -2020) de muchos y muy buenos resultados. Se inició con los Juegos Bolivarianos celebrados en Santa Marta (Colombia), en 2017; siguió con los Juegos Suramericanos, en  Cochabamba (Bolivia), en 2018; continuó  con  los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018; avanzó con  los Juegos Panamericanos Lima (Perú) 2019, y  terminaría con los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Pero  por razones que están lejos del control del ser  humano, los Juegos Olímpicos debieron ser aplazados, y todo,  por   una pandemia mundial llamada COVID 19.

Nuestros deportistas, ubicados en Colombia y en otros países, al igual que la mayoría de atletas de alto rendimiento del mundo se vieron obligados a confinarse en casa, hecho que no solo transformó sus vidas sino que, además,  modificó todos sus procesos de preparación, debido a que debieron hacer la mayoría de sus trabajos en espacios reducidos; ser dirigidos por sus entrenadores, a través de plataformas virtuales, y contar con el acompañamiento también virtual del equipo de ciencias aplicadas. A partir del 20 de marzo de este año que está llegando a su fin comenzó el reto de hacer entrenamientos de manera diferente y de cumplir con un confinamiento decretado por el Gobierno Nacional.

Para los entrenadores colombianos el COVID 19 les ha venido presentando una serie de retos, uno de ellos el de rediseñar y proponer nuevas estrategias de entrenamiento, que posibilitaran mantener la condición física de sus atletas durante un periodo que tuvo fecha de inicio, pero aún no se conoce su fecha de finalización. Cuando se pensaba que estaba a punto de terminar el tiempo de confinamiento, éste se alargaba cada vez más, hecho que obligó a hacer énfasis en la regulación de la intensidad del entrenamiento, para  evitar sobrecargas. Regular este componente de la carga no ha sido para nada fácil, toda vez que el entrenador no puede estar presente.

Los integrantes de los equipos multidisciplinares también se vieron en la necesidad de proponer estrategias de trabajo. A través de plataformas virtuales lograron unificar criterios que han garantizado un trabajo responsable y cuidadoso con los atletas.

Las federaciones deportivas nacionales también se vieron en la necesidad  de modificar sus planes y calendarios anuales, y tuvieron que preparar protocolos de bioseguridad, para dar cumplimiento a las orientaciones del Ministerio de Salud y de Deporte, para dar inicio a los entrenamientos, cuyos objetivos muchas veces no pudieron ser claros, porque también las federaciones internacionales se vieron en la obligación de aplazar o cancelar parte de su calendario competitivo.

Aún así, nuestros deportistas asumieron el reto de realizar trabajos con medios y métodos adaptados a espacios reducidos, que tenían, o bien en sus viviendas o bien en algunos espacios fuera de ellas, que, sencillamente acondicionaron para no detener ni un solo día su preparación. Algunos de nuestros deportistas buscaron regiones naturales apartadas para evitar ser contagiados, lugares que les brindaran la posibilidad de mantener su ritmo de entrenamiento, pues seguían confiando  en que los Juegos Olímpicos no se aplazarían. Pero la triste noticia tenía que llegar: los Juegos Olímpicos Tokio 2020 fueron aplazados un año. Vimos  cómo Colombia continuaba sumergida en el encierro y cómo atletas de países europeos podían entrenar libremente, con los cuidados de bioseguridad exigidos por sus gobiernos, pues la cuarentena para ellos ya había finalizado.

En otro sentido, el aplazamiento de los Juegos Olímpicos Tokio 2020 ha sido de gran beneficio para algunos atletas y perjudicial para otros.

A modo de ejemplo veamos porque:

Para nuestra atleta multi medallista Olímpica Caterine Ibargüen fue de gran alivio, puesto que estaba pasando por una situación de lesión, lo mismo que para la  marchista Sandra Lorena Arenas, quienes ocuparon 3° y 5° lugares en el pasado Campeonato Mundial de Atletismo, celebrado en Doha (Qatar), en el mes de octubre de 2019. No fue lo mismo para el velocista Anthony José Zambrano de la Cruz, quien había obtenido medalla de plata en la prueba de 400 metros planos, un suceso histórico para la velocidad en Colombia. El aplazamiento de los Juegos Olímpicos fue una contrariedad para Anthony, puesto que se encontraba muy bien preparado para afrontar dichas justas, pero tuvo que asumir la realidad, adaptarse a ella y continuar su preparación, de cara a Tokio 2020, con realización en el 2021.

Por otra parte, el COVID 19 no solo afectó los trabajos de preparación. Tristemente  golpeó a algunos entrenadores y unos ya no están con nosotros. A todos sus familiares nuestras condolencias.

El COVID: un reto… una oportunidad

El COVID 19 se convirtió en la pandemia que  ha propuesto uno y mil retos en casi todas las actividades  del ser humano. El primero y más importante: salvaguardar la vida, y en el caso de los atletas de alto rendimiento y de manera especial, quienes tienen sus objetivos puestos en los Juegos Olímpicos Tokio 2020, han tenido que transformar casi en su totalidad su proceso de preparación, los medios para hacerlo y han tenido que asumir de una manera atípica, los  calendarios competitivos tanto de los  eventos preparatorios, como de los de clasificación a Tokio 2020.

Ahora se cuenta con una   nueva fecha para Tokio 2020, que será julio del año 2021. Se podría presuponer y hacer posibles proyecciones, tanto en el nivel competitivo, que pudieran alcanzar los atletas, como los resultados en términos de medallas a obtener en estos atípicos Juegos Olímpicos absolutos, variables que en condiciones normales son susceptibles de manejar. 

(Platonov & Bulatova 1991; Vasconcelos , 2000; Navarro y Rivas ,2001) El control del entrenamiento deportivo, la eficacia del desarrollo de las diferentes capacidades físicas dependen de la utilización de medios y métodos objetivos de control del desarrollo de las mismas. El control y la valoración objetiva de estas en el deportista y las distintas posibilidades de los sistemas funcionales permiten al entrenador  y al deportista obtener una información precisa, que puede servir para tomar decisiones durante el proceso.

Hoy por hoy hacer una medición, una evaluación, un control de los objetivos propuestos, de las biodaptaciones logradas, de las modificaciones conseguidas ha sido una tarea difícil, por no decir imposible, como ha sido difícil hacer proyecciones del nivel competitivo que pueda alcanzar un atleta y, por consiguiente, será difícil hacer una proyección del resultado que se pueda obtener en los JJ.OO. Es tan difícil y tan  incierto, como lo ha sido la cura del mismo virus COVID 19.

Una vez suspendidos y/o modificados  la mayoría de calendarios deportivos de las federaciones internacionales, se  ha hecho casi imposible cuantificar la carga de entrenamiento y, por lo tanto, medir sus niveles de asimilación. Igual ha pasado con  el volumen de competencia. El aplazamiento de las competiciones, tanto preparatorias como clasificatorias, ha generado modificaciones drásticas en el proceso de preparación, toda vez que ha sido difícil hacer una adecuada aplicación  de la carga de entrenamiento. Cuando se ha propuesto  un  objetivo de rendimiento  para  una competición clasificatoria y se ha propuesto una carga  de entrenamiento determinada, con fecha y lugar para lograr el objetivo, la competición es aplazada, eliminada o reprogramada para una nueva fecha. Estos cambios han  afectado absolutamente todas las variables de preparación, tanto físicas, como técnico tácticas y, por supuesto, psicológicas, que para este tiempo de pandemia  han sido de las de más evidente afectación,  por el estrés y la desmotivación recurrente que produce tanta  incertidumbre.

Nunca ha sido una tarea fácil para los entrenadores predecir cuál será el nivel competitivo que alcancen sus atletas, y más ahora, cuando la carga de entrenamiento no ha tenido una progresión lógica y confiable, y no se ha podido contar con un adecuado control y evaluación de cada una de las variables que se tienen en cuenta, en un proceso de preparación de un atleta de alto rendimiento.

Habrá que seguir entrenando en el día a día,  en el trabajo integrado de entrenadores, profesionales de la salud, metodólogos, tratando de ajustar los  proceso de entrenamiento, al cumplimiento de objetivos a corto plazo, en periodos cortos, que serán  los únicos que permitirán  ver el panorama, tanto de la pandemia, como de las competiciones que aún están pendientes para buscar la clasificación en las disciplinas que no han cerrado su proceso clasificatorio, como en aquellas que habiendo cumplido su proceso de  clasificación esperan conseguir la forma óptima de competencia, para llegar a Tokio 2021. 

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