La Primera C en Colombia: un recuerdo que busca volver a tomar forma


En la Primera C lograron participar muchos clubes, desde 66 hasta 185, y se dividían en cuatro zonas: Centro, Suroccidental, Costa Atlántica y Eje Cafetero. Cada región tenía su propia semifinal y final y el equipo ganador clasificaba a un cuadrangular que disputaban únicamente los vencedores de cada zona

 

Tener una tercera división fue un momento de éxtasis del fútbol aficionado en Colombia. Los clubes de los barrios y de las pequeñas ciudades podían soñar con enfrentarse algún día a equipos como Nacional, América o Millonarios sin necesidad de comprarle la ficha a un equipo que estuviera al borde de la quiebra.

En 1991 la Dimayor creó la segunda división del fútbol profesional colombiano gracias al apoyo de la empresa privada Concasa. Este nuevo torneo arropó a una serie de equipos que habían nacido durante esos años, pero no podían tener un lugar en el fútbol profesional. Con este mismo impulso se creó otra división más, la Primera C, que sería organizada por Difútbol para que equipos amateurs y las filiales de los clubes profesionales pudieran competir entre sí.

Parecía que el fútbol en el país comenzaba a tener un modelo de funcionamiento claro como ocurría en Argentina, Brasil, Inglaterra, Italia y España en donde se premiaba a los mejores equipos con ascender y se castigaba a los peores equipos con descender de categoría.

En la Primera C lograron participar muchos clubes, desde 66 hasta 185, y se dividían en cuatro zonas: Centro, Suroccidental, Costa Atlántica y Eje Cafetero. Cada región tenía su propia semifinal y final y el equipo ganador clasificaba a un cuadrangular que disputaban únicamente los vencedores de cada zona.

El primer campeón fue Millonarios B en 1991, sin embargo, en la primera edición del torneo no hubo ascenso. Cuando un equipo filial obtenía el título no podía ascender y si esto ocurría, el cuadro ganador generalmente vendía o cedía su ficha a otro club. Esto sucedió en 1993 cuando Unión Magdalena B ganó el cuadrangular final y luego pasó a llamarse Deportivo Samarios, de igual manera en 1996 América de Cali B fue el campeón y para jugar en segunda división se convirtió en Atlético Buenaventura.

En 1996, cuando el torneo apenas comenzaba a cobrar fuerza, ocurrió algo inaudito. El Real Cartagena fue el peor equipo de la segunda división y debía soportar la humillación de jugar en la Primera C, sin embargo, las autoridades del fútbol colombiano decidieron que un equipo afiliado a la Dimayor no podía participar en la tercera división porque este era un torneo de carácter aficionado. Se podría decir entonces que la Dimayor rescató a los heroicos.

Lo mismo sucedió con Cúcuta, que en 1999 ocupó el último lugar de la segunda división al sumar 73 puntos de 198 posibles, pero no descendió por lo mismo que el Real Cartagena. Estas son páginas oscuras en la historia de dos equipos tradicionales del fútbol colombiano que ninguno de sus hinchas quisiera recordar. Los únicos equipos que han pasado por las tres divisiones sin mutar su ficha han sido Deportivo Pasto y Equidad.

Estos detalles comenzaron a molestar a los equipos aficionados y se empezaron a resquebrajar las relaciones entre ellos, los clubes profesionales

y los organizadores del torneo. Gracias a esas tensiones no se pudo llevar a cabo el torneo en el 2002. A partir del año siguiente desapareció el ascenso en la Primera C y se desvinculó con la primera y segunda división, que se convirtieron en una burbuja exclusiva para los clubes afiliados de la Dimayor.

Aun sin el incentivo del ascenso, la Difútbol continuó organizando el torneo, pero cada vez iba perdiendo más fuerza e interés por parte de los clubes aficionados. En 2010 fue el último año y se sepultó lo que alguna vez fue la tercera división del fútbol colombiano.

Los esfuerzos por volver a revivirla Han sido varios intentos fallidos para volver a tener la Primera C. En 2014 la Difútbol creó un torneo nacional sub23 con el propósito de volver a tomar fuerza para que la tercera división renaciera más adelante, sin embargo, el torneo no pudo continuar porque no se llegó a un acuerdo con la rama profesional.

El 12 de diciembre de 2017, luego de una asamblea extraordinaria de la Dimayor, el presidente de aquel entonces, Jorge Perdomo, dijo que en los próximos años podría regresar la Primera C. En la reunión, que contó con representantes de la Federación y de Difútbol, se aprobó que para el siguiente año se haría un torneo sub 20 A y un torneo sub 20 B con ascenso y descenso entre ambos y la idea era que más adelante se vincularan estos torneos con la segunda división.

“Esto nos costaría una suma considerable de más o menos 4.000 millones, pero la meta es en unos dos años tenerla caminando”, aseguró Perdomo Polanía.

Con este propósito se jugó la Supercopa Juvenil FCF del 2019 en donde se estableció el sistema de juego acordado en aquella Asamblea. No obstante, Jorge Enrique Vélez dio marcha atrás al proyecto y dijo: “Hoy sostener la A y la B tiene un costo muy alto, por lo que no tendríamos los recursos suficientes para sostener un tercer campeonato”.

Hoy en día Colombia, Bolivia y Ecuador son los únicos países de la Conmebol que no cuentan con más de dos divisiones en su fútbol. Cansados de las salidas en falso, el 24 de julio de 2020 nació la Asociación Colombiana de Clubes de Fútbol Aficionado (ACCFA) con el propósito de que esta rama del balompié en Colombia pueda tener voz y voto en las decisiones importantes.

En un comunicado, la nueva organización aseguró que surgió “ante la evidente desprotección, falta de apoyo y desconocimiento que tienen los clubes del fútbol aficionado en Colombia por parte de la Difútbol, Dimayor y la Federación”.

A través de esta asociación diferentes clubes seguirán luchando por volver a tener el fútbol aficionado en el lugar de donde nunca debió salir.

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