La triste historia de Laika, el primer animal enviado al espacio


Aunque pasó a la historia por ser el primer ser vivo en orbitar la tierra, su historia es más bien trágica

La carrera de la ‘Guerra Fría’ emprendida por los Estados Unidos y la Unión Soviética a mediados del siglo XX incluyó la búsqueda del protagonismo mundial en la política, la economía y otros aspectos como el científico y el espacial. El enfrentamiento entre el bloque comunista y el capitalista por demostrar su poderío parecía recrudecerse cada vez más a mediados de la década de 1940 y qué mejor manera que la conquista de un lugar hasta ese momento vetado para el hombre, el espacio.

Para la Unión Soviética, que ya había logrado con éxito poner en órbita al satélite Sputnik 1 el 4 de octubre de 1957, repetir la hazaña pero esta vez con un ser vivo en su interior era la manera perfecta de celebrar el cuadragésimo aniversario de la revolución bolchevique. Llevar a un ser humano era muy arriesgado teniendo en cuenta la poca información sobre los efectos del espacio en el cuerpo, por lo que se decidió que el tripulante fuera un animal.

Laika, una perrita callejera de Moscú fue la candidata perfecta para la misión de tripular el Sputnik 2 que llevaría, por primera vez en la historia, a un ser vivo al espacio exterior.

La elección del animal, que en un principio se llamó Kudryavka, se facilitó gracias al carácter dócil del animal que la hizo destacar de los otros 40 perros callejeros que fueron entrenados para la misión. La elección de un perro callejero y no uno de raza se dio porque para el alto mando soviético un animal ‘del proletariado’, resistiría mejor las difíciles condiciones de la nave que un animal ‘aburguesado’ de raza.

La misión del Sputnik  2 tenía como objetivo mantener a Laika en órbita por 10 días, sin embargo, lo que para todos era claro, es que el animal no regresaría a la tierra con vida debido a que la nave carecía de sistema de aterrizaje. De esta manera, y como una heroína nacional, Laika fue enviada al espacio el 3 de noviembre de 1957.

Después de algunos días de la misión, el líder soviético Nikita Jruschov aseguró que Laika había sido sometida a un proceso de eutanasia indolora debido a que el suministro de oxígeno dentro de la nave estaba pronto a terminarse. Pero, en el 2002, se conoció que en realidad Laika solo sobrevivió cuatro horas después del despegue de la nave, y que pereció víctima de las altas temperaturas y la falta de oxígeno al interior del satélite Sputnik 2. Desmintiendo las declaraciones iniciales de las autoridades soviéticas.

El cuerpo de Laika fue recuperado en 1958 completamente carbonizado tras dar 2.570 vueltas alrededor de la tierra. Su deceso generó un fuerte debate en torno a la experimentación animal y la ética científica, aún más si se tiene en cuenta que desde un principio las autoridades rusas sabían el trágico destino de Laika. 

Oleg Gazenko, uno de los científicos responsables de la misión y quien se encargó del entrenamiento de Laika, se lamentó tiempo después por el despropósito de su trabajo. 

«Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho... ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión como para justificar la pérdida del animal.» señaló el científico.

En el 2008 fue erigido un monumento en honor a Laika en el centro de Moscú, en este se observa lo que parece ser parte del satélite Sputnik 2 que se transforma en una mano sobre la que reposa Laika.

Laika es uno de los perros más famosos del mundo debido a su contribución a las investigaciones espaciales, sin embargo, más allá del ‘honor’ que algunos han querido atribuir a su historia, queda por delante el debate del sufrimiento al que fue sometida (y al que aún hoy son sometidos muchos animales) solo para satisfacer los orgullos y los egos del ser humano. 

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