Las circunstancias adversas de su país lo trajeron a Medellín


Con apellido alemán, nacido en Venezuela y con hambre de triunfar en Antioquia

Hace 14 meses Alejandro Von Der Heyde tuvo que abandonar a su amado país Venezuela para buscar otros horizontes, nacido y residenciado en Caracas, la situación de su tierra hizo que conociera otros países del cono sur americano, pero la tierra paisa lo atrajo como un imán y lo enamoró para radicarse definitivamente en la “Ciudad de la Eterna Primavera” para ejercer su profesión, más concretamente en la escuela CASDA del municipio de Caldas, de la cual esta eternamente agradecido.

En la capital paisa vio la opción de trabajar, luego de mostrar su hoja de vida en la escuela que dirige Wilmar Roldán, ha venido desarrollando la profesión que en su país no pudo ejercer.

Su recorrido por el fútbol lo inicio en el club caraqueño de segunda división Redicolón, allí su puesto era el defensa central, pero una lesión a los seis meses de jugar en él, hizo que se retirara del balompié activo.

Su amor el más popular de los deportes y muchas veces la inconformidad lo llevó a hacer un curso de árbitro: “Muchas veces quedaba inconforme con el tema arbitral, por ello tomo la decisión de ver a profundidad en qué consistía el tema de juzgamiento y aprender más y aportar para el tema arbitral”, comenta el árbitro del país bolivariano.

De Venezuela dice que la quiere mucho pero que tiene que aprender de la situación actual: “Dejar mi familia es dejarlo todo, aunque mi señora madre y  hermanas están en Canadá y Argentina”. Infirió.

Aunque desea volver a su terruño, no lo ve posible al menos por ahora: Deseo volver a mi país bajo las circunstancias correctas, evidentemente y lamentablemente construir un futuro en Venezuela en este momento es imposible. A pesar de que ame a mi país, no es la opción para mí”.

Vivir en la capital de Antioquia le representa un agradecimiento especial: “Realmente estoy infinitamente agradecido con Medellín, he podido conocer muchas ciudades de Colombia y realmente los paisas son personas especiales, cordiales, amables, atentas, educadas, responsables, solo puedo darle las gracias a esta ciudad por acogerme como lo ha hecho, darme las posibilidades que me ha dado”.

Ve el fútbol antioqueño con mucho nivel, muy pasional, muy aguerrido pero siente que hay respeto de la gente: “A pesar de lo pasional del fútbol aquí hay mucho respeto, hay veces que le da mucha cólera pero en líneas generales he sentido que hay mucho respeto y admiración por el tema arbitral, puede haber sus excepciones, pero en general puedo decir que si se ha mantenido mucha cordialidad y muy buena atención”.

En su memoria está el partido más duro que dirigido en Antioquia: “Me tocó un juego del intermunicipal entre Girardota y Sabaneta demasiado duro, porque fue muy intenso y me tocó expulsar a un integrante del equipo local y empezaron perdiendo”.

Para este juez que inició dirigiendo la tercera división en su país y que seguramente dadas otras circunstancias, hoy estaría en Primera División allí mismo, Wilmar Roldán es un ejemplo a seguir. Su futuro lo ve regresando a su Venezuela totalmente recuperado y por supuesto dirigiendo que es lo que más le gusta

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