Historia Detrás de las canciones. Hoy: Marinero de Luces-Isabel Pantoja


El tema fue escrito por José Luis Perales tres años después de la gran tragedia familiar de la cantante

Con toda su alma amó a Francisco Rivera, ‘Paquirri’. Para ella, ese recio torero español, de ojos azules, fue su mentor, novio, amante, amigo, marido, “el hombre de mi vida”. Dijo alguna vez la Pantoja.

La cantante y el torero se casaron el 30 de abril de 1982, en Sevilla, pero casi dos años después (2 de septiembre de 1984), ‘Avispado’, un toro negro y bravo, se lo arrebató de una cornada, en la arena de Pozo blanco, en Córdoba, España.

La desolación fue total. Le costó mucho asumir la desaparición de su cónyuge, tanto que pensó en suicidarse. Guardó por muchos meses estricto luto, recluida en su hogar, junto al motor de su vida: su hijo Francisco José, fruto de su relación con el torero. Desde entonces la llamaron ‘La Viuda de España’.

En 1985 retorna a escena con un aplastante éxito: ‘Marinero de luces’, el álbum que escribió y produjo para ella José Luis Perales. El tema homónimo del disco fue “su homenaje a ‘Paquirri’, su marido muerto”, como recuerda Rafael Ávila Rodríguez, director de “Desempolvando los Viejitos”: “Ese barco velero cargado de sueños, cruzó la bahía/me dejó aquella tarde agitando el pañuelo, sentada en la orilla…

Letra de la canción Marinero de Luces

Escrita por José Luis Perales e interpretada por Isabel Pantoja

Ese barco velero cargado de sueños, 
Cruzo la bahía 
Me dejo aquella tarde agitando el pañuelo 
Sentada en la orilla 
Marinero de luces, con alma de fuego y espalda morena 
Se quedo tu velero perdido en los mares 
Varado en la arena. 

Olvidaste que yo gaviota de luna 
Te estaba esperando, 
Y te fuiste meciendo en olas de plata. 
Cantando, cantando 
te embriagó aquella tarde 
el aroma del mar 
olvidaste que yo golondrina del aire 
Te estaba esperando, 
te llevaste contigo mis últimos besos 
mis últimos años 
Te embriago aquella tarde 
El olor de azahar. 
Ese barco velero cargado de sueños cruzo la bahía. 

Ese barco velero cargado de sueños cruzo la bahía 
Me dejo tu mirada de fuego encendido 
Clavada el la mía 
Marinero de luces de sol y de sombra, de mar y de olivo 
Se quedo tu silencio de rojo y arena 
Clavado en el mío

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