La historia detrás de las canciones HOY: Quincho Barrilete-Güayo González


Canción nicaragüense que ganaría el Festival OTI en 1977

La década de 1970, partiría en dos la historia contemporánea de Nicaragua, trajo para esta nación centroamericana tres momentos de gloria: el triunfo del equipo de Nicaragua sobre Cuba en el campeonato de Beisbol aficionado poco antes del terremoto del 72, la coronación de Alexis Argüello como campeón mundial peso pluma en 1974 (derrotando al mexicano Rubén Olivares), y el primer lugar obtenido por la canción Quincho Barrilete de Carlos Arturo Mejía Godoy en el Festival OTI (Organización de la Televisión Iberoamericana) en 1977.

Esa noche, los reflectores del mundo hispanoparlante se concentraron sobre un muchacho alto y delgado con voz extraordinaria (que quisieron tener muchos cantantes de fama internacional): Eduardo “Güayo” González, que interpretó la canción en el festival.

El compositor de esta canción es el nicaragüense Mejía Godoy uno de los más importantes representantes de la Nueva Canción de Nicaragua. Para hacer este tema se inspiró en la heroica historia de un niño trabajador nicaragüense, que encarnaba la imagen de la niñez de la Latinoamérica de las dictaduras militares.

Tuvo “Joaquín Carmelo” (nombre ficticio) la dicha de nacer en el Open Tres, cuando en las calles de Managua todavía los niños no morían asidos a un vaso de pega, ni robaban para comprar crack; muy poco se corría la mala suerte de caer en manos de un pervertido sexual o terminar sus días con la incursión en sus carnes del plomo o el metal de una pandilla criminal.

En aquella época de utopías sociales y dictaduras, nació en forma de canción, la historia del primer niño de la calle en Latinoamérica: “Quincho Barrilete” en octubre de 1977. Un mes después, el 12 de noviembre, Nicaragua por primera y única vez, ganó un festival internacional de la canción OTI.

Atraído por la efervescencia política de la época de la dictadura de la familia Somoza, que manifestó a través de la música testimonial, Mejía Godoy conoció un día la desgracia de una familia marginal del barrio Open Tres, hoy municipio de Ciudad Sandino, que le cambió la vida.

Eran los hijos de Apolonio Martínez, un obrero preso en las cárceles de la Aviación acusado de colaborar con las guerrillas. El hombre era torturado en prisión, su esposa salía a la calle a buscar la comida para sus hijos (eran tres criaturas, una niña y dos niños, que no tenían qué comer), en una de esas salidas, la mamá de los chicos es atropellada por un camión militar en un accidente sospechoso causándole la muerte.

El hijo mayor de la familia en cuestión, de unos 10 años aproximadamente, cuenta la historia que salía a vender bolis (jugos congelados) para poder sostener a sus dos pequeños hermanos.  

El compositor de la canción, mientras conocía la historia, miraba a otro chico elevando un barrilete (cometa) al cielo y podía observar a otros jugando con otros más.  Una semana después, metido en un carro mientras espera que su esposa le gestione el permiso de salida, a Mejía Godoy le viene la idea de la canción. Echa un vistazo a la realidad social del país y ve a los niños inocentemente vendiendo cosas en los buses, lustrando zapatos en las esquinas y combinando los juegos infantiles, mientras buscan algo que llevarle a sus familias.

Ve ahí a “Joaquín Carmelo” (nombre ficticio con que bautizó al niño, para proteger su identidad), y lo recuerda serio reparando su barrilete, echándolo a volar y valientemente liberándolo de las ataduras. Lo conoce, sabe su historia y no la deja ir. “Quincho”, apodo popular que se le dice a los que se llaman Joaquín, ha nacido y lo acompaña su barrilete hasta España, donde gana el primer lugar del Festival OTI.

Años después de la proeza musical, Carlos Arturo Mejía Godoy, autor y compositor de la canción, narró al periódico La Prensa de Nicaragua, la coyuntura de la historia del admirable personaje infantil, y a la vez, reflexiona sobre la cruda realidad social que afecta hoy a los niños trabajadores nicaragüenses.

— ¿Cuál era la situación del trabajo infantil de aquellos años?

“No igual que ahora, eran niños sanos. No había esa mezcla de trabajo-mendicidad. Eran chavalos vendiendo, no robaban ni pedían”.

— En una de las partes de la canción usted escribe que los niños de Nicaragua eran ejemplos vivos de pobreza y dignidad. ¿Mantendría esas palabras si Quincho existiera en esta época?

“Lo que pasa es que aún hay niños en la calle trabajando sanamente, pero son muy pocos. El otro día estaba en Masaya cantando como a las 8 de la noche, y a esa hora todavía había chavalos vendiendo, cuando deberían estar dormidos. Un niño en la calle, con mucho pesar debo decirlo, se termina descomponiendo si no se le cuida y aconseja a tiempo, lamentablemente hay muchos niños y poca ayuda, y todos sabemos cómo termina la mayoría”.

— Usted dice en la canción que el nombre de Quincho no se olvidará, porque en las calles, plazas, parques y barriadas, el pueblo lo repetirá ¿Cree que logró su cometido?

“Yo pensaba que el trabajo de los niños de entonces no iba tener perennidad, que en un mañana cuando los niños no tuvieran que trabajar más, a Quincho se le iba recordar como alguien que sacrificó su niñez por causas sociales justas. Esto fue sin imaginarme que en vez de mejorar la vida de los chavalos, iba empeorar. Yo creía en una revolución triunfante, en la que iba existir una transformación social, donde ya no iban existir niños en situaciones de riesgo, pero desgraciadamente vino toda la debacle, y más bien se han multiplicado”.

— ¿Qué diferencia encuentra entre aquella niñez de Quincho, y la de hoy?

“Hoy existe más pobreza y una descomposición social brutal. En la medida que las políticas económicas internacionales se van imponiendo a los países pobres, creando sociedades de supervivencia, la sensibilidad se va perdiendo y los niños van siendo abandonados en las calles. Es triste, porque estos niños, sin estigmatizarlos verdad, son potenciales pandilleros, y representan la futura generación sin oportunidades de un progreso humano digno”.

— ¿Qué pasó con el niño que le inspiró la canción?

“No sé qué se hizo. Vino la guerra y tuve que salir del país, porque estaba en la lista negra de la Guardia, me podían matar. Sin embargo me gustaría saber de él, verlo y saber qué hizo de su vida. Tampoco supe de Apolonio, quizás murieron en la guerra”.

Letra de la canción Quincho Barrilete

De la marimba de chavalos de la Tirsa 
este tal Quincho se las gana a los demás 
con sus diez años no cumplidos todavía 
es hombre serio, como pocos en su edad. 

Mientras su mama se penquea en la rebusca 
Quincho se faja como todo un tayacán 
mañana y tarde vende bolis en los buses 
para que puedan sus hermanos estudiar. 

Que viva Quincho, Quincho Barrilete, 
héroe infantil de mi ciudad, 
que vivan todos los chavalos de mi tierra, 
ejemplo vivo de pobreza y dignidad. 

Que viva Quincho, Quincho Barrilete 
su nombre, no se olvidará, 
porque en las calles, plazas, parques y barriadas 
el pueblo lo repetirá. 

Joaquín Carmelo viene a ser solo un membrete 
que le pusieron en la pila bautismal, 
pero su nombre de combate es Barrilete 
le cae al pelo, con su personalidad. 

Allá en el Open, vive desde el terremoto, 
a hacer lechuzas este Quincho es un campeón, 
por un chelín, te hace un cometa prodigioso 
para ponerle un telegrama al colochón. 

El tiempo sigue, incontenible, su camino 
y el chavalito que vivió en el Open tres 
no volvera a ponerse más pantalon chingo 
ni la gorrita con la visera al revés. 

Un dia va a enrrollar la cuerda del cometa 
y muy feliz mirando al sol se marchará 
enfrentará las realidades de su pueblo 
y con los pobres de su patria luchará.

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