Se apagó la voz de Édgar Perea Arias


Édgar Perea Arias falleció éste lunes en una clínica de Bogotá.

Perea cautivaba con su original manera de relatar béisbol, boxeo, fútbol, ciclismo y baloncesto, y generaba polémica con sus frenteros, crudos, despiadados y ácidos comentarios.

Se apagó la voz del más grande narrador de Colombia, caballerooo. Édgar Perea Arias, el que decía "al pan, pan, y al vino, vino", el que se inventó el 'corito celestial' y bautizó a Junior como "Tu Papá", falleció a los 76 años de edad, víctima de una penosa enfermedad, este lunes 11 de abril en una clínica de Bogotá.

Chocoano de nacimiento y barranquillero por adopción, fue relator de muchos de los momentos deportivos más gloriosos de Colombia desde distintas partes del mundo. Con un estilo inigualable, sonido firme y descripción emocionante, conquistó la audiencia nacional a través de sus transmisiones radiales.

El título mundial de Antonio Cervantes 'Kid Pambelé' y sus distintas defensas, la medalla de plata de Helmut Bellingrodt en los Juegos Olímpicos de Múnich-1972, el gol de Freddy Rincón a Alemania en el Mundial de Italia-1990 y el hit de oro de Édgar Rentería en la Serie Mundial de Grandes Ligas en 1997, son algunas de las pinturas de la galería del deporte colombiano que Perea dibujó con su garganta.

"Les voy a narrar como les gusta a ustedes, al pie de la jugada, al lado de la bola, toque por toque", solía decir 'El Campeón', para nada modesto, siempre orgulloso y ostentoso por el primer lugar de sintonía que ocupó durante la mayor parte de su exitosa carrera.

Y no se trataba solo de una cuestión de ego o pedantería, era la pura verdad. Perea contaba con tanta audiencia que en el estadio Romelio Martínez, en los partidos de Junior, parecía que hubiese una amplificación para su transmisión, pero en realidad era que todos los aficionados lo sintonizaban en sus radios y grabadoras (que antes eran muy comunes en los estadios), y se escuchaba una sola voz en el vetusto escenario de la calle 72.

"Nosotros escuchábamos todo lo que decía Perea, los elogios y las críticas (risas). Los árbitros paraban los partidos para mandar a apagar la amplificación, pero no había nada, era que todo el mundo lo escuchaba a él", recordó el argentino Juan Carlos Delménico, ex arquero del Junior.

Perea cautivaba con su original manera de relatar béisbol, boxeo, fútbol, ciclismo y baloncesto, y generaba polémica con sus frenteros, crudos, despiadados y ácidos comentarios. Era combativo y sin pelos en la lengua para lanzar sus críticas.

El carácter bonachón y jocoso que demostraba a sus amigos más cercanos, sufría una metamorfosis cuando se sentaba frente al micrófono. A veces no medía palabras y escupía fuego a dirigentes, deportistas, entrenadores y colegas, sin temores, sin diplomacias, "de frente mar", como él mismo decía.

"Como persona es extraordinario, es una madre, pero con el micrófono se transforma, se olvida de todo", describió alguna vez el brillante periodista Fabio Poveda Márquez (q.e.p.d.), que fue su amigo, compañero y opositor en distintas controversias.

Su lenguaje y duros cuestionamientos le generaron tres sanciones del Ministerio de Comunicaciones. La última tuvo un emotivo regreso, el 11 de mayo de 1986. En pleno estadio Metropolitano Roberto Meléndez, antes de un partido del Junior, luego de cumplir por fin la sanción, aterrizó en todo el centro del gramado en un helicóptero y en medio de una sonora ovación de la afición que extrañaba sus intervenciones en los medios. 

"¡Perro miserable!", "¡Este jugadorcito de media cuchara!", "¿A quién le ganó este Juan De los Palotes?", "Junior no es el Deportivo Tapita", "¿qué pata parió ese huevo?", "ese es un delantero chiquichá", "hay que meterse la mano al dril", eran algunas de sus habituales frases en su programa Comentando los Deportes, cuya cortina musical era como para una película del lejano oeste. La verdad es que disparaba para todos lados con sus opiniones y su imponente voz.

"Ese es mi estilo, al pan, pan, al vino, vino. Al que le arda, que se eche árnica; al que le pique, que se rasque. Yo no le tengo miedo a nadie, y el día que tenga miedo, me compro un perro", predicaba constantemente.

No obstante, Perea no tenía problemas para alabar y halagar a los mismos personajes que cuestionaba. Después de una semana de 'palo' radial a un delantero, si este anotaba un gol el domingo, no tenía sonrojos para saludarlo y entrevistarlo: "Mi estimado goleador. Eres grande, caballero".

En todo caso, fue un fenómeno radial en Barranquilla. Siempre al lado del Junior, defendiéndolo a capa y espada ante la prensa del interior del país. En medio de su pasión rojiblanca, que mostraba abiertamente en cualquier parte, le puso al equipo una especie de eslogan, muy original y pegajoso: "¡Tu Papá!".

"¡A Junior tienes que matarlo para ganarle, tienes que matarlo porque Junior es ¡Tu papá!", exclamaba en sus narraciones.

También se inventó eso de la 'mística ovalada' para resaltar la enjundia, fuerza y garra de los jugadores. Así mismo, el famoso 'corito celestial', que no era más que una invitación a mentarle la madre a los árbitros en los momentos que perjudicaban al Junior con decisiones injustas. 

Sostuvo innumerables polémicas con los entrenadores del Junior, entre las más recordadas se encuentra la que protagonizó con el argentino Roberto Saporitti, en 1985, y con el montenegrino Dragan Miranovic (q.e.p.d.), en 2003, y 2006.

"Hay que reconocerle que tenía mucho rating. Un día iba por la 72 con mi señora y mis dos hijas, y de pronto escucho a Perea, todo el mundo lo estaba escuchando. La gente me decía: don Roberto, oiga lo que habla Perea de usted (risas). Yo respondía: bah, estoy paseando con mi familia, me parece muy bien lo que diga...", recordó Saporiti en una entrevista publicada el año anterior en EL HERALDO.

"Le tengo malas noticias a Perea, díganle que traje el CD de Joe Arroyo y en Barranquilla me quedo", anunció Miranovic al llegar a la ciudad para reiniciar su segundo ciclo en el club rojiblanco. El primero estuvo marcador de dimes y diretes con el relator.  

La popularidad de Perea lo lanzó a la política, fue Senador de la República con una abrumadora votación y fue dos veces candidato a la Alcaldía de Barranquilla. Su incursión en la administración pública poco a poco le fue restando protagonismo como periodista deportivo, pero era tan genial y talentoso en lo que hacía que la gente siempre procuraba escucharlo y permanecer enterado de sus opiniones.  

Perea, fiel devoto de la Virgen del Carmen, se encontraba radicado en Bogotá, en donde en medio de la lucha por su implacable enfermedad, que trató de mantener en secreto, participaba en transmisiones radiales y un programa de televisión.

A la Capital llegó por primera vez en 1991, ya consolidado y convertido en figura nacional desde la capital del Atlántico, por una jugosa oferta económica. De todas formas nunca se alejó de su tierra adoptiva y desde el frío territorio bogotano, en medio de sus comentarios sobre Santa Fe y Millonarios, se mantuvo pendiente del Junior.

Allá empezó a presentar la sección deportiva del noticiero NTC, dirigido por Daniel Coronel, en donde se destacó por su singular estilo y las coloridas pintas que mostraba en la pantalla chica.

"Van con mi personalidad", decía Perea ante las preguntas al respecto. Los humoristas y sus colegas parodiaban y criticaban su forma de vestir en los 90, pero para fortuna de Perea, el reconocido diseñador estadounidense Richard Blackwell lo incluyó entre los mejores vestidos del país.

La figuración en el mundo de la moda lo hizo sacar pecho y lanzar una de sus frases de combate: "A pesar de la cobarde envidia, soy de los mejor vestidos de este país, caballerooo, duélale a quien le duela. ¡Qué vaina jodida! En este país la gente se muere más de envidia que de cáncer", decía.

No alcanza un libro en blanco para contar todas las aventuras del 'Negro' en el universo deportivo (José Cervantes Angulo, q.e.p.d., le escribió uno en 1994, 'Édgar Perea polémico'), en sus días en la política, en su momento como diplomático (fue embajador de Colombia en Sudáfrica en pleno Mundial en ese país en 2010)… Son muchas historias, muchas anécdotas, muchas huellas las que deja 'El Campeón' y su inconfundible voz que hoy, lamentablemente, se apagó.

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