La pelota


La pelota, sí, esa! La misma que transmite energía, emoción, sentimiento y angustia; así lo relata el “Gondo”, uno de los tantos que viven y mueren por ella.

Escuchaba a un amigo preguntando ¿esa pelota es que tiene un bufo bufo adentro?, ¡que verraca tan inquieta, no para de brincar!, parece que nadie es capaz de dominarla. Pero, ¿acaso se trata de dominarla? El Lobo, no es doméstico, porque pierde su esencia, aquí, no se trata de dominar, hay que seducir, acariciar, hacerla parte del propio cuerpo, tejer relaciones con ella y alrededor de ella, convertirla en protagonista, reina y fantasía del juego.

Pelota y jugador, uno solo. Dos mundos que se encuentran en un lugar simbólico, con amores y significados diferentes, es, en ese lugar, donde la distancia no existe, solo hay espacio para la creatividad y la libertad; se trata de dejarse llevar, de disfrutar mutuamente ese coqueteo atrevido y riesgoso que implica intentar armonizar con ella.

La pelota desaparece la distancia, el pase como su hijo predilecto, crea esa relación perfecta entre sujeto y juego, acerca a los amigos, a los compinches, pero aleja a los indeseables, a los que solo la “patean”. La pelota, aquella que siempre está en la mitad de la tormenta, como lo diría el filósofo bigotudo, con ella, se inventan y reinventan significados, es eje y protagonista de una red de comunicación anárquica y caótica como es el juego de la vida, le da sentido e interpretación a una comunicación visual, gestual y praxémica.

La pelota, esa “cosa” redonda, coqueta y esquiva, algunas con colores seductores, aquella que nos rompe física, psicológica y emocionalmente, la misma, que nos lleva en un recorrido encantador, mágico y solapado desde la euforia de creerla dominada hasta la frustración por su falta de enamoramiento. “Mi preciosa” como el anillo aquel, es adictiva, egoísta y vanidosa, sabe que se vive para ella y por ella.

Se hace difícil e inalcanzable, al estilo princesa y méndigo, se sueña con ese amor utópico esperando que un día sea posible. ¡La pelota, sí, esa! La misma que transmite energía, emoción, sentimiento y angustia; así lo relata el “Gondo”, uno de los tantos que viven y mueren por ella. “Cuando estoy en el juego me atrae como un imán, solo quiero tenerla, pasar, regatear, rematar, hacer maravillas; la necesito a toda costa, quiero recuperarla porque es la manera en que puedo mostrar que tanto soy capaz de mimarla, amarla y acariciarla”

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