Gardel, mito tanguero que cumple 80 años


El intérprete más representativo del tango,  murió en Medellín el 24 de junio de 1935. Foto Cortesía El Colombiano.

Una de las cosas claras en la grandeza de Carlos Gardel como intérprete de tangos es que vivía las canciones como si cada una de ellas representara su propio drama. Su propio dolor.

También parece indiscutible que su muerte en nuestra ciudad, ocurrida en accidente aéreo, después de que su avión realizara una escala técnica, ayudó a consolidar y a fortalecer la pasión tanguera de Medellín.

La primera de esas circunstancias la comenta así el historiador musical Gustavo Escobar Vélez, quien presenta el espacio Pentagrama del Recuerdo en la Emisora Cultural de la Universidad Pontificia Bolivariana:

“Conseguía ser el protagonista de las letras. Parecía un ser sarcástico, cuando el mensaje de la canción así lo indicaba; sentimental al punto de la lágrima, cuando era el caso; el hijo más amoroso con su madre, cuando así lo requería...”

Sobre la segunda de esas afirmaciones, Jaime Jaramillo Panesso, integrante de la Asociación Gardeliana y autor del libro Medellín Pasión Tanguera, apunta:

“Los investigadores del tango y sus aficionados no se ponen de acuerdo en cuándo ni dónde nació Gardel. Pero nadie discute que murió en Medellín, el 24 de junio de 1935”.

Tiene razón: hay quienes creen que nació en Francia y otros, que en Uruguay.

La teoría uruguayista sostiene que llegó al mundo en Tacuarembó, un 11 de diciembre entre 1883 y 1887. La teoría francesista sostiene que nació en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de 1890.

Si los uruguayistas tienen razón, Gardel murió de una edad imprecisa entre los 48 y los 52 años; si la tienen los francesistas, de 45 años.

Eran las “2:57 p.m. (cuando) ocurrió el accidente donde murió Carlos Gardel, junto con otras 17 personas (15 el mismo día y las demás en días subsiguientes)”, precisa Óscar Jaime Lema Tapias en su libro Gardel, su chamuyo al antioqueño, publicado por Editorial Arroyave, en 2004.

Escobar Vélez se declara seguidor de la tesis francesista. “No me han convencido los documentos de los otros”.

En lo que sí coinciden los historiadores es que el Morocho del Abasto vivió su infancia en Buenos Aires y adoptó la nacionalidad argentina en 1923.

Dicen que era hijo de Marie Berthe Gardes. Mientras los francesistas sostienen que su nombre era Charles Romuald Gardes, los uruguayistas dicen que esa mujer fue su madre adoptiva, que Charles Romuald fue un hijo biológico de aquella señora, hermano menor de nuestro Carlos. Los primeros aseguran que cursó su primaria en Buenos Aires; los segundos, que al menos hasta segundo grado en Montevideo.

Es un origen sumido en la nebulosa, que engrandece más el mito que se formó en torno suyo.

También lo engrandece la humildad de su cuna, que nunca olvidó ni escondió.

Antes del tango

Gustavo Escobar Vélez recuerda que Gardel, antes de convertirse en el símbolo del tango, en el principal embajador del tango canción, interpretó música folclórica argentina, como zambas y charareras. Y, la verdad, en algunas películas aparece el artista vestido con trajes blancos y anchos, a la usanza de los artistas pamperos, cantando tales canciones.

Esta etapa es anterior a los adelantos tecnológicos que, como comenta Jaramillo Panesso, aprovechó positivamente el Zorzal Criollo.

Mi noche triste fue el primer tango que grabó este artista que, al decir de Escobar Vélez, fue un paradigma de disciplina y profesionalismo. Gardel les enseñó a muchos cantantes a adoptar una actitud responsable ante sus compromisos. Era un consagrado del canto y la actuación.

“Por eso, en casi 1.000 grabaciones, solamente le han hallado errores en 10 de ellas”, dice este historiador, quien asegura que a Gardel podía encontrarlo un 31 de diciembre metido en una cabina de grabación preparando un disco.

Fiebre del 2 x 4

Jaramillo Panesso y Escobar Vélez están convencidos de que esa fiebre tanguera que no le baja a los medellinenses ni con antipiréticos se debe a esos hechos, el de la muerte del Rey del Tango en esta ciudad y el de la mitificación de su figura.

El primero se atreve a afirmar que tal deuda es “en más de un sesenta por ciento”. Además, continúa hablando Escobar Vélez, es posible que el fenómeno generado por Gardel y el tango haya frenado el fervor por otras músicas, incluso por los ritmos colombianos. Tal vez la cumbia hubiera tenido más espacio en el gusto de los medellinenses.

En todo caso, “si esos hechos no hubieran ocurrido, de Gardel sonarían con seguridad las canciones Caminito y Madre hay una sola, especialmente el Día de la Madre”...

Jaramillo Panesso indica que Gardel se convirtió en un mito por haber muerto cuando estaba en el apogeo de su vida de actor y cantante”. Y aunque recuerda que el tango ya se escuchaba en Medellín, también supone que tal vez hoy no sería una música fundamental en la ciudad.

El escritor Darío Ruiz explica así el fenómeno Gardel:

“El artista muere en Medellín y rápidamente se convierte en leyenda. En las sociedades son necesarios los arquetipos, personajes “perfectos” a quienes muchos quieren emular. Gardel era bien parecido, tenía un inmenso amor por su mamá, era respetuoso con las mujeres, era entregado a sus amigos... Por eso, muchos jóvenes querían vestir y lucir como él”.

El autor de La ternura que tengo para vos, destaca también que los tangos de Gardel llegaron oportunos para una ciudad donde florecía la industrialización y donde las masas de obreros, gentes provenientes de los campos, se sentían excluidos de los centros urbanos y esa es la exclusión y el desarraigo de los que habla el tango.

Si no hubiera muerto aquí y así... Pero el hubiera es una posibilidad que no tiene posibilidad en esta realidad. Al menos no en esta.

Ochenta años después de su muerte, muchos coinciden en afirmar que el Mago canta cada vez mejor.

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