Carlos Rodríguez, el pionero del reporterismo gráfico en Antioquia


Fue el reportero gráfico de la época, cuando escaseaban estos personajes para el deporte

Algunos dicen que Carlos Rodríguez disparó más de un millón de veces el obturador de su cámara. Si bien la cifra, que puede ser algo exagerada, nos ayuda a dimensionar la importancia de este reportero gráfico, lo que sí se podría más fácilmente demostrar es que no hubo rincón de Medellín donde Carlos Rodríguez no apuntara con ella.

Para él, la fotografía contaba dos historias: una, la que cuenta la foto en sí; y otra, en donde se reflejan las circunstancias para tomarla. En medio de su enorme devoción por disparar con su cámara, Rodríguez insistía incansablemente que era reportero gráfico y no fotógrafo de prensa, porque su ideal consistía en buscar la noticia y enviarla a los periódicos.

Tras abandonar la finca en la que vivía con su padre, en Yarumal, Antioquia, Rodríguez llegó a la capital antioqueña para perseguir el sueño paterno de estudiar. Estuvo con las Hermanas del Sagrado Corazón, y en los institutos San Carlos y Pedro Justo Berrío, en donde se interesó por los rudimentos de la tipografía y el sistema de impresión a tinta.

Luego de años de aprendizaje experimental, creció y desde la década del 30, trabajó en distintos medios como la Estrella Roja de María Cano, el Foto Club de Ciro Mendía, El Bateo, El Correo de Colombia de Enrique Gaviria, el Correo de Antioquia, y en el Heraldo de Colombia; en donde se acostumbró a quedarse en la sección de Fotograbado y comenzó a interesarse aún más en el oficio de tomar fotografías

Ya para la década del 40, se dedicó completamente a tomar fotos y venderlas a periódicos como La Defensa y El Pueblo.

Además, Carlos Enrique Rodríguez Gaviria fue uno de los pocos fotógrafos que estuvieron presentes durante el asesinato del ex líder y excandidato presidencial por el Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán. Ese día, según Rodríguez, perdió tres cámaras, pero logró vender sus primeras fotografías a la prensa extranjera. De hecho, lo reconoce como uno de sus más grandes logros: “este día la mayoría perdió su casa, y a mí me la dio”.

Rodríguez se consolidó aún más como reportero gráfico en la prensa nacional, durante las décadas siguientes, cuando entendió que lo suyo era buscar la noticia y enviarla a los medios. Se especializó en el proceso de encontrar un acontecimiento, y luego apuntar, alinear, encuadrar y presionar el botón del obturador, para después esperar el sonido del clic, mientras la cámara toma la fotografía y la imagen es capturada por ella; en eso consistía la fotografía análoga de Carlos Rodríguez.

En medio de su trabajo, también realizó grandes aportes a varias de las agremiaciones de periodistas que existen en Antioquia, pues abrió una oficina de prensa llamada Foto Reporter con varios colegas, en donde se fundó la Asociación de Periodistas de Antioquia (APA) y el Círculo de Cronistas Deportivos (Cicrodeportes), que ahora es mejor conocido como ACORD.

Cabe resaltar que Rodríguez fue uno de los 30 periodistas y reporteros gráficos que estuvieron en el inicio del CIPA, ubicadas en las oficinas del diario El Tiempo, de la ciudad de Medellín. Además, varios integrantes de la APA, luego también integraron el CIPA en 1962; año de su creación.

Del mismo modo, Acord Antioquia también se fundó el 20 de octubre de 1952, en las oficinas de Foto Reporter, de Carlos Rodríguez, en el extinto edificio del periódico El Correo, ubicado en la Calle Calibío, diagonal a la antigua sede de la Gobernación de Antioquia.

Las fotografías de Rodríguez no solo retrataron acontecimientos importantes de la vida cultural y social de Medellín, entre los que se encuentran personas notables, edificios oficiales, clubes sociales, plazas de mercados y obreros, sino que también estableció una nueva forma de concebir las fotografías deportivas.

De hecho, este tipo de fotos fueron las más recordadas de Rodríguez, por ser uno de los primeros, junto a Horacio Gil Ochoa, en atreverse a ir a los escenarios deportivos e inmortalizar deportistas, jugadores, Vueltas a Colombia, carreras de caballos, peleas de boxeo, partidos de beisbol, entre muchas más, en un momento donde difícilmente enviaban fotógrafos a cubrir acontecimientos. Quizás, por todo lo anterior, no sería exagerado decir que tanto Rodríguez como Ochoa, marcaron un antes y un después en la historia del reporterismo gráfico.

El Archivo Fotográfico de Carlos Rodríguez fue comprado por el departamento de Antioquia y almacenado en el Centro de Memoria Visual de la Fundación Antioqueña para los Estudios Sociales, FAES, y también reposa en el Palacio de la Cultura de Medellín, para todos aquellos curiosos de la historia y el deporte en la ciudad.

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