"Perder mi visión fue como una bendición": Yesenia Restrepo, medallista paralímpica


Con la medalla de bronce obtenida en Tokio, Restrepo ya acumula dos medallas olímpicas en su historial deportivo

Con una sonrisa que lleva siempre consigo, a pesar de su discapacidad visual total, la para atleta antioqueña de 39 años cada vez se siente más feliz. Luego de unos meses muy agitados por lo que ha implicado ganar la medalla de bronce en el lanzamiento de disco paralímpico en Tokio 2020, Yesenia María Restrepo Muñoz ya tomó la decisión de ir con toda en este nuevo ciclo olímpico, que es muy corto, pero que quiere cerrar en lo más alto del podio en París.

Desde el colegio siempre disfrutó la vida deportiva, pero fue 2007 cuando inició su carrera como para atleta, inicialmente en la natación, “me gustaba, pero esa mojadera todos los días me fue aburriendo”. Luego, como velocista, en Río 2016 ganó la medalla de bronce en el relevo 4X100 metros, junto a Maritza Arango, Sonia Sirley Luna y Jessica Marcela González: “recuerdo que rematé la prueba, le metí toda en el cierre, sabíamos que nuestro rival para el tercer puesto era España y mi cuerpo reaccionó al final. Ganamos y ahí terminó mi carrera como velocista y me enfoqué en los lanzamientos”.

Yesenia Restrepo ha participado en tres Olimpiadas, Londres, Río y Tokio, y fue precisamente en la tierra del sol naciente donde celebró esa anhelada medalla olímpica en una prueba individual. “Ya íbamos para el último lanzamiento, antes de la ronda final, mi entrenador me dice, Yese, vos tenés con que dar más, vos en el último lanzamiento siempre la rompés. Yo sentía la espalda muy tensionada, pero concentrada en lo mío. Después del lanzamiento de la china que quedó cuarta, mi entrenador me dijo, ya sos tercera. No quise celebrar, ni distraerme, y ya más tranquila, mejoré la marca, hice los 36.11 metros que me entregó la medalla de bronce”.

La atleta nacida en el municipio de Itagüí, al sur del Valle de Aburrá, recuerda que fue con un fuerte dolor de cabeza como empezó a perder su visión. “Fui a urgencias y el diagnóstico fue muerte de los nervios ópticos, así adquirí mi discapacidad visual”, pero con esa misma sonrisa que anda por la vida todos los días, dice: “para mí no fue duro quedar ciega y muchos no me lo creen, pero si fue Dios el que quiso que yo quedara así, le doy gracias, porque aprendí a ser feliz, hoy vivo muy feliz”.

Y esa felicidad la encontró en su familia y en el deporte. Cuando se le pregunta por su hija, Estefanía, con lágrimas en los ojos dice que es el motor, la motivación de vida. “Cuando llegué de Tokio me abrazaba, me decía que me admira, que soy su mayor ejemplo y me daba pico. Ella siempre siempre está pendiente de mi”. Y su esposo es su soporte de vida, Joe González Betancur fue quien la invitó a vincularse en el deporte para su proceso de rehabilitación y con quien comparte más en la pista que en la casa, ya que también es para atleta.

Cuando se cierran los ojos, se visualizan los sueños y Yesenia los consolida con su espíritu: “sueño terminando mi carrera en lo más alto”, dice con la plena seguridad de una deportista que ha alcanzado todo lo que ha querido después de perder su visión. “Yo tengo con que ganarle a la china y a la italiana en los próximos Juegos, medallistas de oro y de plata respectivamente. Estos tres años que quedan para París, me voy a preparar fuertemente”, dice Yesenia, enfocada con su mente y su corazón en los 4.72 metros que le faltan para alcanzar la marca olímpica en el lanzamiento del disco.

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