Roberto Carlos enamora a “1 millón de amigos” en el Auditorio Nacional de México


Noches inolvidables y llenas de amor ofreció en el Coloso de Reforma el brasileño, cuyo talento lo transmite no sólo con el corazón, sino con el alma

 

Son pocos los conciertos que llegan a lo máximo del romanticismo, donde hasta la persona más insensible transpira amor y eso lo logra un grande, como lo es Roberto Carlos, a quien Dios le dio el don de ser un extraordinario cantautor, cuyo talento lo transmite no sólo con el corazón, sino con el alma.

Noches inolvidables ofreció el brasileño Roberto Carlos en el Auditorio Nacional, al momento en que su figura aparece en el escenario el público se pone a los pies de esta gran estrella de 73 años (nació el 19 de abril de 1941). Cuando comienza a interpretar las melodías de su propia inspiración, la gente que agotó las localidades del Coloso de Reforma suspira sin cesar.

Sus conciertos son de película y así lo demostró el pasado fin de semana, pues se presenta ataviado con su tradicional traje blanco, camisa y pañuelo de seda azul cielo, sonrisa perenne, proyectando la imagen de un hombre que goza de paz interior; sus cabellos largos y alborotados (fue el primero que estableció esa moda) y comienza a desgranar una poderosa selección romántica, que nos hace llorar a muchos.

No cabía un alfiler en el Auditorio Nacional cuando arrancó el concierto con “Emociones”, siguió con “Qué será de ti”, “Cama y mesa”, “Detalles”, “Desahogo” y “Lady Laura”, melodía que por cierto dedicó a su madre y que dijo que ahora ya no la puede cantar con la alegría de antes, sino al contrario, con una extrema nostalgia.

Caballero que profesionalmente mantiene la totalidad de sus recursos, inclusive tiene vivos a todos sus 13 músicos que lo acompañan y lo único diferente es su andar lento, pero a cada instante demuestra que es un ídolo legendario.

Otra novedad son sus coros: tres bellas damas que enriquecen las interpretaciones y su experiencia convierte al más escéptico en un sensible enamorado, sobre todo cuando explica las razones por las cuales parte de su repertorio habla de sexo.

Fueron dos horas exactas de concierto, pero a los fans de este prolífico compositor brasileño se les hicieron 15 minutos, pues dispara puros clásicos y sólo hubo una desviación para presentar su más reciente tema “Ese tipo soy yo”, que encabeza el disco homónimo lanzado en junio pasado.

Roberto Carlos, más que conversar con el público, ofrece una breve cátedra por el tono romántico de su voz: “Buenas noches, qué placer y qué gusto volver a verlos. Gracias por este amor que he recibido desde que nací, siempre que regreso a México me dan ganas de preguntar ‘Qué será de ti’, con lo cual da entrada a la melodía con ese nombre.

La continuidad y selección del orden de su repertorio –se nota–, está fríamente calculada. Concede a su público una respiración cuando pide que le den la guitarra e interpreta “Detalles”, mitad en español, mitad en portugués.

Otra interrupción que en un concierto íntimo del brasileño son compases para respirar, es cuando ofrece una explicación del éxito “Un gato en la oscuridad”, que fue de los hits más sonados de su carrera y refiere que la primera vez que participó en el “Festival de San Remo” llegó con una canción que no era favorita y ganó y al año siguiente se inscribió con una canción que era marcadamente favorita y no ganó, pero esa canción le dio muchas alegrías.

Refiere que “Un gato en la oscuridad” fue la melodía que llevó la segunda vez a San Remo y la escribió en italiano y al ver el éxito la tradujo al portugués y luego no la entendía y tampoco a la traducción del español, pues no existe ni un gato color azul, lo que arrancó las carcajadas del público.

Asimismo, recordó a Gardel con el tema “El día que me quieras” que fue coreado por 10 mil personas.

Roberto Carlos hizo una recapitulación de lo que es su obra y que le ha merecido vender más de 100 millones de discos. Y se detiene para decir que un día (como lo hizo ahora) se preguntó por qué no había hablado de sexo, a pesar de ser tema del que más le gustaba hablar y lo que más le gusta y apasiona en la vida.

Pero enseguida dudó escribir sobre el tema por el ¿qué dirán?

Sin embargo (remata) un día le preguntaron cuáles eran las tres cosas que más le gustaban y en segundo lugar respondió que el sexo, en primer lugar el sexo con amor y en tercer lugar el helado, para dar entrada a “Propuesta” y “Cóncavo y convexo”.

Las dos horas de concierto no alcanzan para escuchar todos los éxitos de Roberto Carlos, pues disparó “La distancia” y “Jesuscristo” y “Amada amante” y al mismo tiempo repartiendo rosas blancas y rojas, con las cuales el público quedó más que extasiado.

El hombre se marchó y la gente duró cinco minutos seguidos aplaudiendo hasta obligarlo a regresar para entonar “Un millón de amigos” y le quedó repertorio para otras dos horas más y cerró todavía con una canción mexicana: “Solamente una vez”.

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