Se acabó la radio comercial.


La radio nuestra de todos los días

Este articulo tomado del periodico el colombiano el sábado 8 de marzo de 2014, desnuda la gran falencia de la radio comercial de hoy en día.

La queja es cada vez más frecuente. Y no les falta razón a los quejumbrosos. Lenta y progresivamente la radio local ha venido perdiendo el sentido, la dirección; se ha venido envileciendo, empobreciendo. Los objetivos son claros y contundentes: ser masivos para vender a clientes ávidos de grandes audiencias, de consumidores potenciales de toda clase de mercancías. Esa radio, marcada por los afanes comerciales, ha diseñado contenidos que no exigen mucho al perceptor. El interés no está fijado pues en postulados nobles o románticos. La responsabilidad social no está entre sus prioridades.
 
Por ejemplo, la radio musical tiene claro que debe moler temas, crear éxitos en un mes y archivarlos 90 días después (emisoras que funcionan, en ocasiones, con máximo cuarenta canciones…); hacer chistes tontos o subidos de tono, banalizar lo serio y trascendente… posar de sabido y entendido, siempre y cuando no falle la conexión a internet; siempre y cuando se haya perdido la vergüenza para no citar fuentes consultadas. Radio eternamente adolescente, fundamentada en ídolos eternamente adolescentes; radio constructora de audiencias a partir de dádivas, de rifas de marranos, tamales y garrafas.
 
Por su parte, las grandes cadenas, con sus estaciones básicas, han diseñado un sofisticado menú que incluye espacios noticiosos claramente orientados por afanes, intereses y amores/desamores políticos… Costosos montajes tecnológicos y humanos que incluyen corresponsales nacionales e internacionales que nos venden la idea de estar insertos en la gran vida, de pertenecer a la élite; que nos hacen creer que nuestras opiniones cuentan, que todo lo hacen pensando en quienes estamos sintonizados. Largos espacios dizque de análisis sobre lo acontecido, pero que en realidad enmascaran venganzas, sesgos ideológicos y partidistas… Estaciones básicas con programas para señoras solas en casa, diseñados por sujetos que hablan como señoras, que piensan como señoras, y que perpetúan preconcepciones ya caducas sobre los roles de las mujeres en esta sociedad. Emisoras con espacios deportivos que se inventan polémicas, que arman noticias a las malas, que fanatizan, que generan opiniones viscerales, que crean falsas expectativas y polarizan. Radio centralista, que mira con desdén la provincia, que sola la visita cuando necesita pauta, que solo le interesa el hecho de sangre, el escándalo y el siguiente político que va derecho para la cárcel. Radio que, para emitir buenas noticias, debe contar con patrocinio.
 
Por fortuna, hay otra radio…

La que nace en los portales virtuales, esa es la que tiene una ética más clara y definida, la radio que tiene nostalgia, alegría y credibilidad.

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