¡El Entrenador!


Texto escrito por José Tomás Cortés Díaz.

¿Quién es este personaje? Somos víctimas y héroes de nuestras propias circunstancias, portadores de una historia y una herencia que define una identidad particular. ¡Somos entrenadores! Somos hijos o hijas de alguien, primo o prima, tío o tía, hermano o hermana, vecino o vecina; estamos adscritos a una profesión que nos consume, pero paradójicamente nos llena; pertenecemos a un colectivo, a una nación, somos parte de un entramado social, somos todo aquel que desempeñe este oficio.

Nuestra historia va desde el barrio hasta la Universidad, pasando por aguatero, asistente, patrocinador, profesor de colegio, deportista, tendero, entre otros. En el barrio, están esos pelaos y esas peladas con toda la energía. Hay que ponerlos a hacer algo, alguien tiene que hacerse cargo, y aunque está el líder comunal y el cura; es el profe quien lo asume ¿Quién más podría hacerlo?

Con su morral lleno de cosas, el corazón iluminado porque hoy será un gran día y en la mente muchas ideas, el profe sigue motivado para seguirlo intentando. Consciente que es la cara dura y mayor del entrenamiento, el roble, aquel que todo lo puede, porque carga sobre sus hombros con los sueños e ilusiones de sus dirigidos; los mismos que esperan una palabra de aliento, un gesto de afirmación o una palmada de tranquilidad. El Coach, el míster como dicen al otro lado del charco, es un luchador, que se prepara, lee mucho, se confronta, analiza, plantea y replantea sus posturas, escucha con atención y corrige, y bajo el método ensayo – error; busca encontrar la mejor solución.

El profe, ese que tiene el toque, que ve lo que otros no ven; esto lo hace especial. Capaz de descubrir la riqueza en los demás, desarrollarla y potenciarla. Por naturaleza terco y orgulloso, y bajo la premisa de Pestalozzi, mano - cabeza – corazón: el profe siempre cree que es posible, a pesar de que los otros no confíen en sí mismos. Con un discurso potente, el profe somete o emancipa, sabe que tiene el control, sus palabras y sus acciones son poseedoras de contenidos “vivos y complejos” que pueden adoctrinar al ignorante y potenciar la reflexión en otros.

El profe, ese que exige, que moldea, que planifica, el mismo que siente miedo y angustia; sabe que lo que hace puede ser insignificante, pero es importante hacerlo, porque al final del día nada borra las huellas que se dejan en las vidas que tocamos.

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