Lo que fue Lady Laura para Roberto Carlos


El icónico cantante aún tiene un gran recuerdo de su señora madre.

La relación entre Roberto Carlos y su madre, Laura Moreira Braga, más conocida como Lady Laura, es una expresión profunda de amor, especialmente destacada tras su partida de este mundo. La forma en que Roberto Carlos honra a su madre no se limita a la vida, como en el acto de nombrar su yate "Lady Laura", sino que se extiende poderosamente en su arte, donde él, junto a su amigo Erasmo, compuso hermosas canciones que hablan de ella, de manera implícita o explícita. Entre ellas están "La Ventana", "Aquella Casa Humilde" y "Lady Laura".

Doña Laura es más que una madre para Roberto; fue su confidente, su mayor impulsora y una influencia eterna en su vida y carrera. Desde la infancia, ella observó y cultivó la vena artística de Roberto, quien, según ella, silbaba y tarareaba desde un año de edad, revelando prematuramente su inclinación para convertirse en el magnífico e inigualable intérprete que es hoy. Fue ella quien primero lo introdujo al mundo de la música, animándolo a explorar y desarrollar su talento musical que, bajo su guía amorosa, floreció en una de las carreras más emblemáticas de la música mundial.

El vínculo entre madre e hijo se extiende más allá de lo cotidiano, resonando profundamente en la música y el arte de Roberto. La canción "Lady Laura", lanzada en 1979 en español, es un ejemplo sublime de esa conexión inmortal. En esta música, Roberto no solo eleva a su madre al estatus de nobleza, sino que también expresa un profundo deseo por su confort y protección, un refugio de paz y amor incondicional.

Incluso después de su partida, la presencia de Doña Laura sigue siendo una constante en la vida y carrera de Roberto, como una luz guía. La tradición de sentir su bendición antes de cada presentación se ha convertido en un ritual que Roberto mantiene, un tributo a la seguridad y confianza que ella siempre le inspiró.

La relación entre Lady Laura y Roberto Carlos trasciende el tiempo y los límites terrenales, acercándose a una asociación espiritual y emocional. Doña Laura no fue solo la madre que lo crió y educó; sigue siendo una presencia inspiradora en la vida de Roberto. Su ejemplo de simplicidad, fe y amor incondicional todavía se refleja en las elecciones de vida y en la música del Rey, moldeando continuamente su carácter y su carrera.

Esta conexión mágica entre ellos es un testimonio del amor maternal en su forma más elevada y pura, un eco eterno que resuena a través de las generaciones, inspirando amor y admiración donde quiera que su historia sea conocida.

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