¡Liderazgo personal!

A propósito de liderazgo, ¿es posible que un ser humano pueda guiar a otros sin ser tolerante ni resolver sus temores e inseguridades? Con base en lo anterior, es natural que Nancho se pregunte si ¿un sujeto podría ser un referente, si su vida se desarrolla en medio del caos? ¿Qué hay del liderazgo personal? Tal vez, se requiere hacer una retrospectiva que revise cómo ha venido gestionando la vida, la relación con compañeros, con los amigos, con la familia, con el trabajo; en otras palabras, ¿cómo asume la convivencia?

El estoicismo como una de las rutas de la filosofía antigua, se caracteriza por ser práctica; su postulado para el buen vivir se fundamenta en el comportamiento ético de sus acciones, cultivando relaciones positivas con los demás. Considerar a todos los seres humanos como esenciales para la convivencia hace que tratar a los demás con justicia, respeto y dignidad sea una obligación y no un favor (Freire).

Pastora, la supervisora de la factoría es una matrona, con buena solvencia económica, carros, apartamentos, ropa costosa, pero sin elegancia y uno que otro negocito que le han heredado sus dos esposos anteriores, para ella la felicidad está en el control y el poder adquisitivo. De hecho, las personas son un medio para lograr estas metas. De ahí que virtudes como sabiduría, compasión, dignidad, justicia, prudencia, bondad y valor sean un tanto distantes de su proyecto de vida, Pastora invita nuevamente a la pregunta de Nancho ¿Podría una persona ser justa y un referente de autoridad al liderar a otras personas?

Se creería que tener en cuenta todos los “autos” les permite a los sujetos ¡auto gestionarse! y con ello ser mejores seres humanos. Sin embargo, hay que reconocer que el asunto es de mayor amplitud, tiene que ver con la formación del ser humano, y en este sentido H. G. Gadamer, describe la formación como un proceso que implica la superación de las propias limitaciones y prejuicios, es una transformación personal con una mayor perspectiva del mundo que nos rodea, el cual permite comprenderlo mejor, así mismo la relación que se ejerce en él y con él.

A la felicidad como un estado de búsqueda constante, no se llega por las victorias obtenidas en los diferentes contextos de la vida, las únicas victorias son las que se logran sobre uno mismo, con un comportamiento ético para el buen vivir. Aquellas que te hacen feliz para toda la vida como si hubieses vencido siempre (Epicteto)