Crónica. Luis Javier Mosquera, de nuevo entre los grandes


Toda una historia de vida del medalla de plata en Tokio

Hace cinco años, Luis Javier Mosquera terminó su competencia en Río 2016, triste por el cuarto puesto logrado, que lo marginaba de la soñada medalla, que tanto había trabajado y merecido, y regresó a Colombia con la enorme frustración de un perdedor, en la piel de un triunfador. En Yumbo, Valle, su ciudad natal y de residencia volvió a sus rutinas, aunque con la edad y los sueños vivos, porque apenas tenía 21 años. Michele Bejarano, su joven esposa fue la depositaria de su dolor por el resultado, que era muy bueno, pero inferior a sus posibilidades, lo que para un titán como él era una derrota.

Luis Javier Mosquera, con la medalla de plata ganada en Tokio 2020.

La desilusión en Río

El 16 de agosto de 2016, el jefe de Misión de Colombia, Ciro Solano Hurtado, hoy presidente del Comité Olímpico Colombiano, recibió la noticia extraoficial, que Mosquera era el dueño de la medalla de bronce en los 69 kilogramos del levantamiento de pesas, porque, posiblemente Izzat Artykov, representante de Kirguistán,  tercero en esa competencia, había resultado positivo en el control al dopaje que le habían practicado.

Luis Javier Mosquera expresa su desilusión por haber terminado cuarto, en Río 2016. Después, su historia cambiaría y se adjudicaría el bronce.

Aunque la noticia provenía del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en francés) máxima autoridad en este tema, había que esperar un comunicado oficial, para divulgar algo que era un secreto a voces, ya difundido por los periodistas presentes en Río. Sin embargo, en aras de la seriedad, oficialmente no se podía aún decir nada desde la jefatura de Misión del equipo nacional. El futuro de este suceso podría tener una de dos vías: conocerse pronto o después de unos meses.

Entretanto, Luis Javier, conocedor de la posibilidad de recibir la tan anhelada medalla se había reintegrado a sus actividades normales en Yumbo, al lado del gran apoyo de todas sus horas, Michele Bejarano, quien lo acompañaba con el optimismo de siempre, a la espera del momento de recibir y disfrutar la gran noticia.

El 19 de agosto, dos días antes del cierre de los Juegos se hizo pública la decisión oficial del TAS: Luis Javier Mosquera era el medallista olímpico de bronce, en la categoría de los 69 kilogramos de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

La familia de Luis Javier Mosquera celebra en Yumbo, su medalla de bronce, en Río 2016. Foto: El País, de Cali.

Ese día, Luis Javier se dirigía hacia un taller de mecánica a reclamar su motocicleta, que era su vehículo de transporte. De pronto recibió una llamada en la cual el asistente de las pesas de Colombia en Río 2016, quien, emocionado le decía que él era el ganador del bronce olímpico. De inmediato el joven atleta partió raudo en su motocicleta hacia su casa a compartirle la buena nueva a Michele, y se encontró con decenas de vecinos, en una loca algarabía,  que celebraban la hazaña en su casa. Lo primero que hizo Luis Javier fue abrazar y besar a Michele, el gran amor de su vida, su compañera y confidente… su soporte emocional…

Luis Javier Mosquera, segundo de izquierda a derecha, con parte de los medallistas olímpicos, en Río 2016, durante homenaje brindado por el Congreso de la República, en 2016. Lo acompañan: Ingrid Valencia, Yuberjen Martínez, Oscar Figueroa y Yuri Alvear.

En ese momento, Luis Javier Mosquera quedó ungido como un dios del Olimpo para empezar a disfrutar de la privilegiada posición que había ganado, que lo beneficiaría, no solo en fama, sino en todos los beneficios inclusive económicos, que cambiarían radicalmente su vida. Y podría hacerlo de una vez, tan pronto regresaran sus compañeros de Río. Y así lo hizo: sin la medalla física en su poder asistió a todos los homenajes brindados a los ocho héroes colombianos; posó con ellos en todas las fotografías, levantando la mano de manera simbólica, para exhibir la invisible medalla; dio declaraciones como medallista olímpico, y, lo más importante, sintió que la justicia se había impuesto.

Luis Javier Mosquera recibe la medalla de bronce ganada en Río 2016, entregada por el entonces presidente del Comité Olímpico Colombiano, Baltazar Medina.

Dos años y medio después, el 28 de marzo de 2019, Luis Javier Mosquera recibió la medalla de bronce olímpica, de manos del presidente del COC, Baltazar Medina. En esa oportunidad no realizó la marcha triunfal que en los Juegos Olímpicos conduce a los podios; tampoco recibió el homenaje de un público que sabe consentir a los ganadores olímpicos, ni responder entrevistas con las palabras que brotan de la frescura del momento y salen de un corazón que late a mil por hora, por el cansancio y por la emoción de la conquista. Pero sí pudo, Luis Javier, disfrutar la emoción de sentir sobre sus hombros la pesada medalla de bronce; palpar entre sus manos una pieza que deja de ser una simple aleación de cobre y estaño, para convertirse en el gran tesoro de la vida; sentir el poco agradable sabor del cobre, convertido en todo un manjar, luego del mordisco clásico que recibe de su dueño; levantar los brazos para compartir con su gente ese momento, y hablar, y disfrutar, y vivir, y solazarse con la autoridad que le brinda su alta dignidad como medallista olímpico.

En ese momento ya estaban cerca los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y Luis Javier Mosquera seguía preparándose para luchar por un nuevo cupo en el podio de los 69 kilogramos. Había ganado las tres medallas de oro, en el campeonato Panamericano de levantamiento de pesas celebrado en Miami, en el 2017. Luego padeció una nueva lesión, que lo marginó de las competencias, en 2018, y en 2019 obtuvo dos platas y un bronce, en el Campeonato panamericanos, en Ciudad de Guatemala; la plata en los Juegos Panamericanos Lima 2019, y había terminado quinto, en arranque y total, y sexto en envión, en el Campeonato Mundial de Tailandia

El aplazamiento un año de los Juegos de Tokio, también modificó su preparación, como ocurrió con todos los atletas. A la capital nipona llegó con una muy buena preparación, unos registros que le permitían buscar el oro y un estado de ánimo muy alto, que demostró en cada una de sus intervenciones, especialmente cuando logró superar la marca olímpica. Finalmente, por un kilo perdió el oro, como había perdido por un kilo el bronce, en Río, que finalmente obtuvo, pero ganó la plata, que lo consagra como el séptimo atleta colombiano en ser doble medallista olímpico, con una enorme posibilidad de lograr la tercera presea, en los Juegos Olímpicos de París, a los que llegaría con 30 años de edad.

Podio de los 69 kilogramos del levantamiento de pesas, en Tokio 2020. De izquierda a derecha: Luis Javier Mosquera, de Colombia, plata; Lijun Chen, de China, oro, y Mirko Zanni, de Italia, bronce.

La medalla de plata obtenida por Luis Javier Mosquera abre la puerta para que Colombia logre una actuación consagratoria, en Tokio 2020, por el significado que tiene para los planes elaborados por el Comité Olímpico Colombiano, y por el estímulo que ejercerá esta proeza en los demás atletas colombianos, quienes se sentirán motivados por seguir esa senda trazada por este sencillo joven vallecaucano, hoy convertido en embajador y referente de Colombia en el mundo.

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