Siempre los recordaremos: Hoy, Miriam Makeba-Mercedes Sosa


Contemporáneas en su nacimiento y desaparición, dos estrellas de la música popular que cautivaron a sus seguidores

Miriam Makeba

(Zensile Miriam Makeba; Johannesburgo, 4 de marzo de 1932 - Castel Volturno, Italia, 9 de noviembre de 2008) Cantante sudafricana. Con su voz cálida y agresiva se consolidó a nivel internacional gracias a un repertorio compuesto tanto por cantos populares africanos y afroamericanos como por canción ligera. Conocida como Mamá África, fue además una destacada activista antiapartheid condenada al exilio durante más de tres décadas.

Hija de un sangoma o chamán de la tribu xhosa, Miriam Makeba pasó su infancia en Pretoria y comenzó a cantar en Sophiatown, un suburbio de Johannesburgo famoso por ser un vibrante centro multicultural antes de que el gobierno del apartheid obligara a sus residentes negros a abandonar la zona bajo los términos de la Ley de Áreas de Grupos. Grabó su primer single, Lakutshona Llange, en el año 1953, como vocalista del grupo Manhattan Brothers, donde conocería al trompetista Hugh Masekela, quien más tarde se convertiría en su primer marido. En 1958 fundó su propia banda, The Skylarks, una formación íntegramente femenina que mezclaba jazz con música tradicional sudafricana.

La gran oportunidad le llegó en 1959 cuando, junto a los Manhattan Brothers, protagonizó el musical King Kong. En una de sus actuaciones llamó la atención del cineasta estadounidense Lionel Rogosin, quien la incluyó en el controvertido documental Come Back, Africa, un alegato antiapartheid que causó conmoción ese mismo año en el Festival Internacional de Cine de Venecia y que dio a la cantante renombre internacional.

Tras el éxito del filme, Makeba fue invitada a dar conciertos en Europa y Estados Unidos, donde el cantante y activista social afroamericano Harry Belafonte le pidió que lo acompañara en una serie de actuaciones en el Carnegie Hall de Nueva York. Cuando intentó regresar a su país para asistir al funeral de su madre, descubrió que le habían revocado el pasaporte. Comenzaba así un largo exilio (Venecia, Londres, Estados Unidos, Guinea-Conakry) que duraría más de tres décadas. Su aparición ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1963 denunciando la política del apartheid suscitó aún más las iras del gobierno sudafricano, que respondió prohibiendo sus grabaciones.

Entretanto, la carrera artística de Makeba progresaba en Estados Unidos al mismo ritmo que su popularidad, a tal punto que incluso llegó a cantar en la fiesta de cumpleaños de John F. Kennedy (1962) y su corte de pelo dio origen al afro look, que adoptaron los afroamericanos. Su relación con Harry Belafonte fructificaría en un doble álbum, An evening with Belafonte/Makeba (1965), que abordaba la apremiante situación política de los sudafricanos negros bajo la segregación racial, y por el que obtuvieron el premio Grammy a la mejor grabación de folk en 1966. Unos años después se reencontrarían en un nuevo álbum, Miriam Makeba and Harry Belafonte (1972).

Pero el mayor éxito de Makeba en esos años fue, sin duda, Pata Pata. El tema, compuesto por la vocalista en 1957 cuando aún se hallaba en Sudáfrica, apareció en 1967, y se convirtió en la primera canción africana en alcanzar los primeros lugares de los rankings musicales. De estos años son también The Click Song y Malaika, títulos imprescindibles de su discografía.

La vida de la artista daría un nuevo vuelco a finales de los años sesenta. En 1969 contrajo matrimonio con el activista pro derechos civiles Stokely Carmichael, líder de la organización radical afroamericana Panteras Negras que había acuñado el concepto de Black Power. Bajo su influencia, la lucha de Miriam Makeba por la emancipación de los negros se intensificó y sus canciones pasaron a tener un mayor contenido político. Eso puso a Makeba en la lista negra. Las autoridades estadounidenses obligaron a la discográfica RCA a rescindirle el contrato, y sus conciertos fueron cancelados.

El matrimonio decidió entonces emigrar a Guinea-Conakry, donde Carmichael, que había adoptado el nombre de Kwame Ture, llegaría a ejercer de ayudante del primer ministro Ahmed Sekou Touré, mientras Makeba continuaba con sus recitales por el mundo. En 1975, la cantante trabajó durante un año como delegada de Guinea en las Naciones Unidas. De la unión con Carmichael, que acabaría en divorcio, nació su única hija, fallecida en un accidente en 1985.

La carrera de Miriam Makeba no se detuvo en las décadas siguientes, si bien pareció estancarse. Aunque siguió grabando (The Many Voices of Miriam Makeba, 1962; Miriam Makeba Live in Africa, 1967; The Word of Miriam Makeba, 1968; A Promise, 1975), sólo experimentó un nuevo repunte a finales de los años ochenta, cuando participó en la exitosa gira Graceland, con Paul Simon (del dúo Simon & Garfunkel) y el grupo Lady Smith Black Mambazo. Graceland (una fusión de los ritmos de la música negra con la occidental, editada en formato disco en 1986) vendió más de 15 millones de ejemplares y ganó varios Grammy, entre ellos el de Álbum del Año en 1987. La gira se prolongaría durante dos años (1987-1988).

En 1988 se levantó en Sudáfrica la prohibición que pesaba sobre sus discos. Esto dio a Makeba la oportunidad de grabar, tras muchos años de silencio, un disco con canciones de su tierra, Sangoma, con el que en junio de ese mismo año participó en el macroconcierto Mandela: 70th Birthay Tribute en el estadio londinense de Wembley, un reivindicativo homenaje al líder sudafricano Nelson Mandela, encarcelado desde hacía más de dos décadas. Dos años después, en febrero de 1990, el nuevo régimen de Pretoria liberó a Mandela. En diciembre de ese mismo año Mamá África pisaba de nuevo suelo sudafricano.

En abril de 1991, después de más de tres décadas de exilio, Makeba ofreció su primer recital en su país natal. Al año siguiente protagonizó el musical Sarafina, y en 1994 se unió a su primer marido, el trompetista Hugh Masekela, en la denominada Gira de la Esperanza. Más adelante fundó una organización para recaudar fondos para la protección de las mujeres sudafricanas, y en 1997 el Madison Square Garden de Nueva York volvió a recibirla en un nuevo concierto con su amigo Harry Belafonte. En 2000 se editó Homeland, su primer disco de estudio en diez años, que fue nominado al Grammy.

En 1998 Makeba publicó una primera autobiografía, Makeba: My Story, en la que daba cuenta de su experiencia en Estados Unidos. La segunda, Makeba: The Miriam Makeba Story, coescrita con Nomsa Mwamuka, apareció en 2004. En la presentación, Makeba contaba que a los treinta y tres años le diagnosticaron un cáncer cervical, que logró vencer. Esta luchadora incansable que, en palabras de su segundo esposo, Kwame Ture, “cantó en Nairobi con motivo de la independencia de Kenya, en Luanda con la independencia angoleña, en la inauguración de la Organización de la Unión Africana en Addis Abeba, para Samora Machel en Mozambique y en el Vaticano”, fue recibida por líderes mundiales como John F. Kennedy, Fidel Castro, Haile Selassie de Etiopía y François Mitterrand.

A lo largo de su carrera recibió numerosos galardones, muchos de ellos por su contribución a la defensa de los derechos humanos. Entre ellos destacan el Premio de la paz Dag Hammerskjold (1986), el premio Polar de música (2002) y el premio por la Paz de la Asociación para las Naciones Unidas en España (2007). Poseía además la Orden francesa de las Artes y las Letras.

Causas de su muerte

Miriam Makeba, la legendaria cantante surafricana, símbolo de la lucha contra el apartheid, falleció en un hospital de Castel Volturno (Caserta) después de participar en un concierto contra la Camorra y de apoyo al escritor amenazado Roberto Saviano. Makeba, de 76 años, cantó tres temas al final del concierto ante unas pocas decenas de espectadores africanos, concedió un bis con el mítico Pata pata, y cuando estaba saludando al público para despedirse junto a los demás participantes se desvaneció. Fue trasladada en ambulancia a la clínica Pineta Grande, y allí falleció.

La cantante tenía problemas de salud desde hace un par de años, cuando acabó su última gira por todos los países donde había actuado. Estaba con fiebre pero no quiso perderse el concierto, según contaron los organizadores. Makeba actuó tras la cantante napolitana Maria Nazionale. Fue un paro cardiaco fulminante que acabó con su vida.

 

Mercedes Sosa

Mercedes Sosa fue la “Voz de América Latina”, una cantante de música folclórica, considerada la mayor exponente del folclore argentino. Fundadora del movimiento del “Nuevo Cancionero” y una de las exponentes de la nueva canción latinoamericana. Se definía a sí misma como “cantora” antes que “cantante” pues, como dijo Facundo Cabral, “cantante es el que puede; y cantor, el que debe”.

Haydée Mercedes Sosa nació el 9 de julio de 1935 en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Su padre era un obrero de la industria azucarera; su madre trabajaba de lavandera para familias acomodadas. El inicio como cantora, también lo cuenta mejor que nadie ella misma.

Algo así: “yo andaba por mis 15 años. Mi papá y mi mamá, que eran muy peronistas, aprovecharon un tren gratis a Buenos Aires para celebrar el 17 de octubre, Día de la Lealtad Peronista. En la escuela faltó la profesora de canto y la directora me dijo que íbamos a cantar el himno nacional y que yo tenía que ponerme adelante y cantar bien fuerte, para que todos me siguieran. Me dio vergüenza, pero canté: ahí debuté”.

Y seguía contando: “Ese mismo día también faltó la profesora de labores; y con mis compañeras fuimos a un concurso que había en la Radio. Mis compañeras me empujaron para que cantara. Por temor a que se enterara mi papá, dije que me llamaba Gladys Osorio. Cuando terminé de cantar, el dueño de la Radio me dijo: El concurso concluyó y lo ganaste vos”.

«En los días siguientes seguí cantando en la Radio. Hasta que mi papá me descubre y me llama y me dice ¿Le parece bonito eso de andar metiéndose en la radio? ¿Eso es lo que hace una señorita criada para ser decente? Gladys Osorio, venga, acérquese… ¿Tengo que felicitarla? Míreme a los ojos ¡Que me mire a los ojos le digo!”.

A partir de entonces se dedicó al canto, aunque siempre sentía un enorme pánico escénico cuando cantaba en público.? En esa primera época, Mercedes tenía como referentes musicales a Margarita Palacios y a Antonio Tormo. Sus actuaciones se repartían entre actos partidarios del peronismo, el circo de los “Hermanos Medina”, y la Radio, donde cantaba boleros en el conjunto de los “Hermanos Herrera”.

En 1957, se casó con el músico Oscar Matus; se fueron a vivir a Mendoza y ambos establecieron una sociedad artística con el poeta y locutor Armando Tejada Gómez. La ciudad de Mendoza fue uno de los tres lugares entrañables de Mercedes Sosa, junto a Tucumán y Buenos Aires.

En su última voluntad pidió que sus cenizas se esparcieran en esos tres lugares. También sentía un afecto especial por Montevideo, donde fue tratada por primera vez como una gran cantante, en una serie de actuaciones que realizó en Radio El Espectador. En Tucumán estaban sus raíces, en Mendoza nació su hijo Fabián. Su felicidad estaba en Montevideo, en donde fue su primer reconocimiento como artista.

Mercedes Sosa comenzó a cantar cuando la música folclórica, característica de las provincias, estaba ganando en popularidad al tango de Buenos Aires. Fue un fenómeno conocido como el boom del folclore. Se produjo debido a la migración de millones de personas del campo  las ciudades, y de las provincias hacia Buenos Aires.

En 1959, gracias a la intervención de Ben Molar, músico relacionado con los directivos de la RCA y admirador del talento de  la todavía poco conocida cantante tucumana, Mercedes Sosa grabó su primer álbum titulado “La voz de la zafra”.

El disco está integrado por 8 hermosas canciones de los socios Matus y Tejada Gómez? además de otras cuatro canciones de autores amigos. De entre ellas, la canción «Nocturna» tenía una significación especial para Mercedes Sosa porque era la canción que simbolizó el amor a primera vista con Oscar Matus. Este álbum fue reeditado más tarde, con el título de “Canta Mercedes Sosa”.

Oscar Matus, Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa formaron un decisivo trío artístico, que llevó a crear el movimiento del “Nuevo Cancionero” el 11 de febrero de 1963. Los tres impulsaron el movimiento: Armando Tejada, con sus palabras; Oscar Matus con la música; y Mercedes Sosa con la voz.

Otros artistas se manifestaron en todo el mundo como el movimiento de la Nueva Canción. Son maravillosos los principios artísticos expuestos en el Manifiesto Fundacional del Movimiento Nuevo Cancionero. Reflejan talento, generosidad y altura de miras.

Es muy ilustrativo leer el detalle de sus principios. Entre otras afirmaciones, dice: “Hay país para todo el cancionero; sólo falta integrar un cancionero para todo el país”. Uno de los representantes de este movimiento fue el inolvidable Atahualpa Yupanqui.

Mercedes Sosa se guió durante toda su vida artística por los principios del Nuevo Cancionero, venciendo a menudo arraigados prejuicios artísticos, culturales e ideológicos. De allí proviene la selección rigurosa de sus canciones, que tienen un origen y un fuerte vínculo con lo popular.

Otra característica de este movimiento fue su apoyo constante a jóvenes autores y formas musicales, el intenso diálogo con el rock nacional, el tango y el pop, así como la dimensión latinoamericana de su arte.

En 1965, su esposo la abandonó, dejándola a ella y a su hijo Fabián en una situación económica y emocional muy difícil. Mercedes Sosa se trasladó a Buenos Aires, y allí  grabó su segundo álbum, titulado “Canciones con fundamento”. También en 1965, poco antes de cumplir 30 años, Mercedes Sosa alcanzó la consagración popular de manera inesperada.

Estaba presenciando, entre el público, la V edición del Festival Folclórico de Cosquín.  De pronto el célebre músico Jorge Cafrune, por iniciativa propia y en contra de los deseos de los organizadores, la hizo subir al escenario y la presentó con las siguientes palabras: “Yo me voy a atrever, porque es un atrevimiento lo que voy a hacer ahora; sé que voy a recibir un tirón de orejas; pero ¡qué le vamos a hacer! Yo siempre he sido así, galopeador contra el viento. Les voy a ofrecer el canto de una mujer purísima, que no ha tenido oportunidad de darlo y que, como les digo, aunque se arme la bronca, les voy a dejar con ustedes a una tucumana: ¡Mercedes Sosa!”.

Mercedes Sosa, con su pinta de sirvienta, subió al escenario y cantó “Canción del derrumbe indio” de Fernando Figueredo, acompañada sólo por su bombo. El público estalló en aplausos y vivas, aún antes de que finalizara la canción, convirtiéndola en la sorpresa del festival. Mercedes siempre había tenido problemas con las autoridades, porque era comunista, pero el éxito fue tan grande, que el público mandó.

El éxito de Cosquín le significó de inmediato un ofrecimiento del sello PolyGram para grabar su tercer álbum que salió en 1966 con el título de “Yo no canto por cantar”. Con este álbum alcanzó una fama que ya nunca más la abandonaría, pues contiene canciones inolvidables, tanto por la letra como por la voz maravillosa de Mercedes.

En 1967 hizo una exitosa gira por los Estados Unidos y Europa. Al año siguiente, lanzó el álbum titulado “Con sabor a Mercedes Sosa”, en el que canta “Desde el norte traigo en el alma”, de Virgilio Carmona, un tema dedicado a Tucumán su provincia natal. Poco después, en la primavera de 1969 realizó su primera presentación en Chile. Simultáneamente grabó un disco simple dedicado a dos autores chilenos: Violeta Parra “Gracias a la vida”, y Víctor Jara “Te recuerdo Amanda”.

En 1970, publicó otro disco titulado “El grito de la tierra”, en el que incluyó  el tema “Canción con todos”, de Armando Tejada Gómez y César Isella, que ha sido considerado el himno no oficial de América Latina. También ahí están “Duerme negrito”, de Atahualpa Yupanqui) y la zamba “Alfonsina y el mar”.

Grabó uno de sus álbumes más famosos: “Homenaje a Violeta Parra”, en el año 1971. Incluyó “Gracias a la vida” y “La carta” (con Quilapayún). El álbum se inicia con un recitado de fragmentos del poema “Defensa de Violeta Parra”, que su hermano Nicanor Parra escribió dos años antes de que muriera Violeta.

Resulta curioso el hecho que Mercedes Sosa muriera un 4 de octubre, día de nacimiento de Violeta Parra. Ambas se hubieran regocijado con sus canciones populares y su canto comprometido.

El año 1973 fue fecundo para las actuaciones de Mercedes: Realizó su primera actuación en España, con un recital en el Palacio de los Deportes de Barcelona, en donde la gente coreó sus canciones, hasta el punto de conmoverla y hacerla llorar de emoción.

Publicó el álbum “A que florezca mi pueblo” donde incluyó “Chacarera de un triste” y “Se equivocó la paloma” (poema de Rafael Alberti). Grabó el álbum “Traigo un pueblo en mi voz”, en donde incluyó dos poemas musicalizados del poeta peruano César Vallejo. Tras el golpe de estado del 24 de marzo de 1976, al ser comunista declarada, Mercedes Sosa fue incluida en las listas negras del régimen militar y sus discos fueron prohibidos.

Sin embargo, en ese año se lanzó el álbum “Mercedes Sosa, la Mamancy”, en donde incluyó “Me gusta cuando callas porque estás como ausente...”, poema de Pablo Neruda.

Aprovechando su necesidad de huir de Argentina, en 1976 realizó giras por Europa y el norte de África con el joven guitarrista de Chabuca Granda y con el argentino-peruano Lucho González. Terminaron la gira en Brasil, donde grabaron otra versión de “Volver a los diecisiete” con Milton Nascimento. En 1977, Mercedes grabó un simple, con dos canciones de Milton Nascimento. Inició así la costumbre de incluir en su repertorio canciones brasileñas, como “María María”.

Mercedes Sosa trató de permanecer en Argentina pese a las prohibiciones y las amenazas. En 1978, cuando daba un recital en La Plata, fue detenida en el escenario y gran parte del público asistente fue arrestado. Se fue a París y luego a Madrid. El exilio fue muy doloroso para Mercedes Sosa. Su segundo esposo, Pocho Mazitelli, había muerto en 1978.

Durante esos años siguió publicando álbumes, tales como “Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui” y “Serenata para la tierra de uno”. En este último, adoptó como mensaje la canción del mismo título de María Elena Walsh: “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”. En 1981, grabó en Francia el álbum “A quién doy”. El título está tomado de la canción de Julio Lacarra con que se inicia el álbum, referido al exilio: “A quien doy las cuerdas de mi guitarra, para que no suenen tristes a la hora de mi adiós”. El álbum incluyó otras canciones llenas de tristeza por el exilio, que permanecieron en su repertorio habitual. Este álbum fue lanzado también Argentina, con un repertorio diferente del original, ya que la censura no admitió la difusión de algunas canciones.

Mercedes Sosa volvió a la Argentina en febrero de 1983. Realizó 13 recitales a sala repleta en el Teatro Ópera de Buenos Aires. Estos recitales se convirtieron en un hecho renovador de la música popular argentina. Incluyeron temas, músicos y cantautores provenientes de diferentes corrientes musicales, como el folclore, el tango y el rock nacional.

La actuación fue registrada en un doble álbum bajo el título “Mercedes Sosa en Argentina”. Fue un éxito de ventas y uno de los discos destacados de la historia musical del país. Tuvo que volver al exilio cuando se enteró de que uno de los genocidas, el almirante Carlos Alberto Lacoste preguntó: “¿Quién dio permiso a Mercedes Sosa para estar en mi país?”?

En ese mismo año 1983, grabó el álbum «Como un pájaro libre» (título tomado de la canción del mismo nombre de Adela Gleijer y Diana Reches), Recién pudo radicarse en Argentina luego de recuperada la democracia el 10 de diciembre de 1983. Se mostró comprometida con las luchas por los derechos humanos y la preservación del régimen democrático. En 1984 lanzó el álbum  “¿Será posible el Sur?”, donde incluye canciones de gran impacto político, cultural y artístico. Contiene canciones como «Todavía cantamos» (de Víctor Heredia), «Todo cambia» (del chileno Julio Numhauser, uno de los fundadores del grupo Quilapayún) y «Como pájaros en el aire» (de Peteco Carabajal).

Al año siguiente, Mercedes dio a conocer dos álbumes. El primero fue “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, tomando el título de la canción del roquero Fito Páez (“¿Quién dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón”). El otro álbum fue “Corazón americano”, registro del recital que realizó junto a Milton Nascimento y León Gieco. En él también participan como invitados Gustavo Santaolalla y Antonio Tarragó Ros.

Como productora, Mercedes Sosa organizó en 1988 uno de los espectáculos más importantes presentados en la Argentina: “Sin Fronteras”. Estuvieron en el estadio Luna Park de Buenos Aires: las argentinas Teresa Parodi y Silvina Garré; la colombiana Leonor González Mina; la venezolana Lilia Vera; la brasileña Beth Carvalho; y la mexicana Amparo Ochoa, además de la propia Mercedes.

Ya restablecida la democracia chilena, Mercedes Sosa cantó por primera vez en Chile en 1992. Desde entonces, volvió varias veces  a Santiago y a Viña del Mar. En los años noventa Mercedes Sosa se consagró como una de las mejores cantantes del mundo y comenzó a ser llamada La Voz de América.

Tuvo actuaciones en estadios y en los escenarios más grandes y prestigiosos, como el Lincoln Center, el Carnegie Hall el Mogador de París, el Concertegebouw de Ámsterdam, el Teatro Colón de Buenos Aires y  en el Coliseo de Roma. En diciembre de 1994 representó a las voces de América, en el Segundo Concierto de Navidad realizado en la Sala Nervi de la Ciudad del Vaticano. Allí cantó “Mi madre María” y “Navidad 2000”. El recital fue registrado en un álbum doble y lanzado en Italia bajo el título “Concerto di Natale”.

El 28 de enero de 1997 Mercedes Sosa cerró el Festival de Cosquín incorporando a Charly García, uno de los emblemas del rock argentino y con quien Mercedes Sosa mantenía una estrecha relación de amistad. En 1997, Mercedes se encontró afectada por una depresión aguda que le llevó casi un año en recuperarse. Volvió a dar recitales multitudinarios en Argentina y volvió a realizar giras por el mundo.

En 1999, grabó la “Misa criolla”, de Ariel Ramírez; una famosa obra, que se la dedicó a su madre. Ese mismo año de 1999 realizó un recital junto a Luciano Pavarotti en el estadio del Club Boca Juniors de Buenos Aires, en el que cantaron a dúo dos temas: “Caruso” y “Cuore ingrato”. En 2001 actuó en Israel por primera vez (lo hizo también en 2008) y fue especialmente aplaudida por haber cantado en hebreo “Livkot lejá” (llorar por ti), de Aviv Guefen, en memoria del asesinato de Itzhak Rabin. El 7 de septiembre de 2003 invitada por la pianista de música clásica Martha Argerich, actuó junto con ella en el teatro Colón de Buenos Aires. El recital incluyó también al guitarrista Eduardo Falú. El recital cerró con Martha Argerich y Mercedes Sosa realizando juntas cinco canciones.

El 30 de junio de 2008 cantó en Tucumán para los presidentes de los países miembros y asociados del Mercosur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Sus últimos trabajos fueron “Cantora”, un álbum doble donde canta 34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos, cerrando con el himno nacional argentino; y Cantora II  el segundo volumen de duetos que realizó con 35 artistas nacionales e internacionales. Estos dos álbumes son de verdadera antología.

Causas de su muerte

Mercedes Sosa, apodada cariñosamente “la Negra” O “la Voz de América”, falleció a los 74 años después de casi 60 en el mundo de la música. Sosa se encontraba hospitalizada desde el 18 de septiembre de 2009 en Buenos Aires a causa de varios problemas renales y hepáticos, su estado de salud se fue complicando con el paso de los días. Su enfermedad causó una profunda conmoción tanto en el medio artístico como en la población en general, ya que Mercedes Sosa no era sólo una artista, era un símbolo de los derechos humanos y del compromiso político. El 4 de octubre trascendió, sus restos fueron velados en el Salón de los Pasos Perdidos en el Congreso argentino.

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