Mario Alberto Escobar Mejía.


Pasión por el Fútbol Sala.

Hablar con Mario Alberto Escobar Mejía, es conversar con todo un apasionado por  el fútbol sala. Un hombre hecho a pulso y que ha vivido grandes momentos y experiencias en este deporte que poco a poco, se ha ido consolidando en nuestro ambiente deportivo.

En época de su juventud, era amante de todos los deportes, pero los que más le apasionaban eran sin lugar a dudas el fútbol y el ciclismo, en su etapa de estudiante de colegio, jugaba como volante de recuperación en los seleccionados de los colegios donde hacia su bachillerato, (La Sucre y El Avelino).

La vida y el destino nos juega a veces unos momentos no muy positivos a los seres humanos, Mario no fue la excepción. Por un accidente su padre queda en silla de ruedas, esto provocó la suspensión de sus estudios diurnos para poder trabajar en el día y buscar la opción de estudiar en la noche.

Como amante del ciclismo tenía una bicicleta y se levantaba a las 4 de la mañana para montarla y tener tiempo de llegar a las 8 am para empezar a laborar en una empresa de cajas fuertes hasta las 5 de la tarde, para luego empatar con la jornada académica nocturna.

Estuvo dos años con  ese ritmo y por supuesto llegó el momento de agotamiento por ese tipo de trajín. Llegó el momento de bajarle revoluciones a la vida porque aún era muy joven y le esperaban otros retos.

Vivió siempre por los lados de la glorieta de Pilsen, con sus compañeros de barrio, (que  eran mucho mayores que él), sacaron un equipo de “Futbolito”, aquél que se juega en cancha pequeña o en esa época en la misma calle y con puertas pequeñas.

Al tiempo y con el retiro de muchos de sus compañeros por ser adultos mayores, se fue quedando al mando del equipo y lo metió a un torneo del barrio Samaria de Itagüí, fue entonces cuando empezó en la dirección técnica en el fútbol.

En el año 1992, los señores Héctor Hugo Flórez Valencia, un Arquitecto de la Universidad Nacional, quien era entrenador de las selecciones de fútbol de Salón del municipio, con Juan Carlos Franco Restrepo (Hoy Sub-Secretario de deportes de Itagüí), le dieron una capacitación a la comunidad local, de Fútbol Sala, Escobar sería el único de los que empezó, que terminaría.

Flórez Valencia y Franco Restrepo, viendo el interés de Escobar Mejía, lo animaron a que se quedara trabajando con ellos, un año después lo llamaron a hacer parte de la dirección técnica del equipo juvenil de fútbol sala.

Sigue trabajando con esta disciplina deportiva y en el año 2003 queda campeón departamental en Ciudad Bolívar. Este hecho le dio solidez a su proceso y continúo en la secretaría de deportes forjando nuevas figuras.

En el año 2009 es llamado a hacer parte del cuerpo técnico de la Selección Antioquia de Fútbol Sala, siendo cabeza de grupo del cuerpo técnico el profesor Osmar Fonnegra (Hoy técnico de la selección Colombia cuarta en el mundo).

Pasar por la selección, le abre mejores horizontes en trabajo y experiencia, al punto de llegar al combinado nacional que se presentó en el Suramericano de 2010.

Ese mismo año junto a Juan Carlos Franco Restrepo, presenta un proyecto de fútbol sala profesional y lo presentan a la administración anterior, el alcalde de ese entonces le encantó y se lo dio a las Águilas Doradas.

Con base a ello hace parte de éste equipo y empieza a recorrer el país, estuvo gran parte del año 2012 siendo a la vez delegado y gerente deportivo en el torneo de la Liga Argos.

A finales de ese año, ya retirado del equipo, continúa en la Secretaría de Deportes, es cuando en los Juegos Departamentales en el municipio de Yarumal sale campeón con el equipo femenino de fútbol sala.

Todo un profesional del oficio, un apasionado del deporte que en la actualidad está preparando a todos los deportistas de esta disciplina para los torneos que año tras año se juegan a nivel de liga y departamental.

En pocas palabras:

DIOS: Ser supremo.

FAMILIA: Unión.

SECRETARÍA: Apoyo.

FÚTBOL SALA: Pasión.

AGUILAS DORADAS: Hijo ajeno.

OSMAR FONNEGRA: Respeto.

UN SUEÑO: Dirigir al equipo profesional.

Anécdota:

Estando en Bogotá en una concentración en un seminario internacional, el profesor Osmar Fonnegra, recibió una llamada en la que le decían que su padre había fallecido, le pregunté que si iba a viajar y me respondió que no, que él se estaba capacitando para el futuro, ésta actitud me dio una enseñanza grande

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