¡El hincha!


Texto de José Tomás Cortés Díaz

Como de costumbre cada fin de semana cuando juega el equipo de sus amores, el hincha da inicio a un ritual que termina con la llegada a casa después del juego; desde la noche anterior prepara la indumentaria: camiseta, gorro, pito, tambor, papel picado y la vuvuzela. Para el hincha ese día, el mundo entra en estado de hibernación, de letargo, porque solo existe un suceso importante.

¡el partido! Dolly es una mujer de mediana edad, que cada domingo su principal y más alegre actividad, es acompañar a Silvio el amor de su vida y quien la enseñó a amar el equipo, aunque un domingo cualquiera Silvio no está; pero, Dolly continúa siendo fiel al equipo y el juego es motivo de alegría, porque ¡hoy jugamos! hay que darla toda, hay que acompañar en las buenas y en las malas.

Dolly Sale muy temprano porque hay que apoyar, se encuentra con Pipe, Nena, Chamizo, Lola; y empiezan los gritos, los vítores y las consignas mientras se llenan el estómago donde doña Rosa, la que vende esas empanadas y esos pasteles calienticos ahí en los alrededores del estadio, luego vienen las polas para calentar el ambiente, mientras se cuentan anécdotas de otros juegos, se relatan algunas "hazañas" del equipo. También se saca la alineación y se plantea cual sería la mejor estrategia, se discute pero al final hay consenso, porque el petizo tiene que jugar, ese es el "mero mero", el técnico estaría loco si no lo pone.

Durante el juego el hincha, grita, vocifera, eleva oraciones por esa jugada que casi termina en gol; regaña, contradice al técnico, maldice porque su equipo no se libera de la presión. De espalda al campo, anima todo el tiempo, aún a costa de no ver el juego porque hay que mantener la barra prendida, escucha la radio y ¡vaya usted! el juez se equivoca, o al menos eso dijo el locutor, aunque está muy distante de la jugada, la ve mejor que el juez, quien se encuentra a dos metros; pero al hincha esto no le importa porque lo dijo Toño, y a este señor hay que creerle, así sea un "Bullshitero" respecto al fútbol.

El hincha es vida, furor, pasión, se entrega a su equipo como su única esperanza, se expresa y conecta con sus ídolos, se ve representado en el logro de los otros. Al finalizar el juego, el hincha vuelve a su vida, con una familia sin tiempo, un mal trabajo o una vida sin proyecto; pero no hay porque preocuparse, porque el equipo de sus amores juega el fin de semana. 

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