El Mundial de 1954 regresó a Europa. La FIFA había pensado en Suiza para celebrar la Copa de 1950, pero tuvo que esperar cuatro años más. En este periodo, los helvéticos pudieron construir las infraestructuras necesarias para la ocasión: Basilea, Berna, Ginebra, Lausana, Lugano y Zurich fueron las sedes del torneo.
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