Lennon, 33 años de tu ausencia y el mundo no te olvida.


“Imagina que no hay países, no es difícil de hacer, nadie por quien matar o morir, ni tampoco religión, imagina a toda la gente, viviendo la vida en paz”.

Esta canción de Lennon que se ha convertido en algo así como el himno universal de la paz encierra en la dulzura de sus notas un mensaje tan obvio como enérgico.

Deja ver, de alguna manera, al Lennon que comprendió que la popularidad le había convertido en un instrumento ideal para llevar a los oídos de todo el mundo la verdad que no siempre se pone delante de sus ojos.

Todo comenzó con la aparición de Yoko Ono, la hija de un hombre de negocios japonés que removió la conciencia de Lennon hasta el punto de convertirle, de convertirse como pareja, en una pancarta viviente en la que escribir consignas contra conflictos como la guerra del Vietnam.

Los Beatles acababan de separarse y John y Yoko hicieron de la habitación de su hotel el cuartel general de su campaña. Nació la Plastic Ono Band y con ella este “Den una oportunidad a la paz”.

Desde fletar un barco por la paz a organizar conciertos por cualquier causas justa y, sobre todo, convertirse en portavoces de los sin voz, la actividad de la pareja se convirtió casi en frenética.

Lennon había comprendido que podía abrir los ojos de la gente y no sólo a favor de la paz, también en cuestiones que, por cotidianas, suelen escapar a la reflexión. Así nació, por ejemplo este grito a favor de la igualdad de la mujer.

No era difícil despertar en Lennon el chico de un barrio obrero de Liverpool, más allá de los años de mística y psicodelia. Siempre genial nunca olvido sus orígenes.

Pero todo acabó el ocho de diciembre de 1980 a las puertas del gótico edificio de nueva York que Lennon y Yoko habían elegido para vivir.

Un desconocido Mark David Chapman lo asesinaría de cinco impactos en la cabeza.

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